María Elizabeth de los Ríos Uriarte
Filósofa y bioeticista, investigadora y coordinadora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México.
Escuchar
¿Cuándo dejó de importarnos la verdad? es la pregunta con la que el Dr. Guillermo Hurtado comienza su más reciente libro “Biografía de la verdad”, editado por Siglo XXI.
En un tiempo donde impera la confusión, la manipulación de los hechos y la posverdad, escribir un libro sobre la verdad es, no sólo provocativo, sino incómodo.
El Dr. Hurtado en su obra, no parte de la pregunta ¿qué es la verdad? que pareciera lógica dentro de una búsqueda conceptual y teórica de la verdad sino de la pregunta ¿cuándo dejó de importarnos? Lo que, a su vez, asume dos afirmaciones; 1) la verdad existe y 2) nos debería importar que exista. Con ello, atisba a dilucidar un camino que prescinde de argumentaciones metafísicas enfocadas a encontrar la causalidad de la verdad y su fundamento último y también de una presunción epistémica que dé cuenta de la forma en que se llega a la verdad a partir de otras nociones y de la formulación lógica de juicios o proposiciones.
La intención de Guillermo, en este sentido, no es ambiciosa; por el contrario, su propuesta se aleja de hallar los fundamentos últimos de la verdad para, más bien, provocar una interpelación sobre la forma en la que hoy día convivimos con la verdad y si es posible pensar que sirva para algo.
Para ello, parte de una reflexión de Miguel de Unamuno en donde vida y verdad están intrínsecamente ligadas, de tal manera que, la aproximación apriorística a la verdad sólo tiene sentido si, primero, se le experimenta en la vida misma, pues, más que ser una noción, la verdad es una experiencia fenomenológica que se da en la propia vida. Mientras vivimos, buscamos la verdad (aún sin proponérnoslo ni ser conscientes de ello) y, además, buscamos convivir con ella del mejor modo posible sabiendo que el camino no está libre de peligros, caídas al abismo, curvas pronunciadas, pozos fangosos etc.
Quiero exponer brevemente la originalidad del método que usa Guillermo y que despliega en dos: primero, construye una pedagogía moral de la verdad y, luego, una genealogía negativa de la misma. Esto es, que, por un lado apuesta a que la verdad tiene una enseñanza que nos hace ser mejores y en eso radica su particular practicidad, es decir, la verdad si sirve para algo y vale la pena, por ende, coquetear con ella hasta conquistarla. En segundo lugar, el autor desmenuza el cómo habérnosla con ella reconociéndola de entre muchos de sus hologramas para, en un acto moral, tomarla y preferirla, y lo hace a partir de dibujar una vía que se opone a la superación hegeliana de la historia , es decir, a través de la negación de la negación que no siempre deviene algo positivo pero que, en esa incomodidad permanente, nos enseña a ser, de la mejor manera posible, todos los días.
Así, la propuesta del autor es apostar a que la verdad nos lleva a ser mejores y que el camino para llegar a ella es por a vía negativa, es decir, a partir de las “no verdades” y de las “anti verdades”.
Las “no verdades” son la ignorancia y el error. La ignorancia conduce a querer mudarse al conocimiento y el error, por su parte, a querer salir de él, por ende, ambos tienen un sentido pedagógico. Sin embargo, el Dr. Hurtado propone que también a partir de las “anti verdades” se llega a la verdad pues éstas, en contrario sentido a las no verdades, parten de una verdad que niegan, manipulan o deforman con intenciones deliberadas de hacer el mal.
Esta reflexión resulta central en la obra en comento pues, la relación entre verdad y bien pareciera que, a lo largo de los años, se ha desdibujado claramente. Por ello, la vuelta a la unidad de ambos que hace el autor no pretende ser de carácter normativo sino prudencial, de tal manera que la verdad, si no conduce al bien, puede ser, incluso, profundamente dañina y cruel, por ello, el balance reflexivo entre verdad y bien debe darse necesariamente ante cualquier signo que ponga en duda la posibilidad de ser mejores a través de la búsqueda de la verdad. Sin embargo, el Dr. Guillermo, reconoce que en el plexo de la verdad, está también la mentira, de tal manera que conviven en la realidad que vivimos diariamente.
De lo anterior se deduce un estado incómodo entre líneas: transitar y vivir de cara ala verdad nunca está garantizado, tampoco es un camino lineal, progresivo y permanente; lo humano se trata entonces de vivir no exentos de vericuetos por entre los cuales se cuelan las mentiras, los engaños, los encubrimientos, etc, per siempre sabiendo que sólo la verdad y el modo en que convivimos con ella, nos puede salvar de la pregunta incómoda que plantea el autor al inicio sobre el velo de importancia que hemos puesto sobre la verdad y su importancia para nuestras vidas.
Si la respuesta ante esta pregunta inicial es que la verdad no importa, el Dr. Hurtado nos provoca a pensar ¿qué pasaría si la verdad importara? Tal vez ahí, en esa intimidad de nuestra vida frente a la verdad, en el diálogo al que ésta nos invita, hallemos la respuesta necesaria para motivarnos a seguirla buscando esforzada y decididamente.
Dado que toda verdad y toda mentira se alimentan de la vida que acontece, de la realidad que sucede, lo mejor que podemos hacer es vivir esa vida en la verdad más posible que se pueda vivir.