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Las matemáticas de palacio siempre cuadran, aunque la realidad insista en desmentirlas…
Macraf
Como era de esperarse y como ha sucedido en los últimos 8 sexenios, la nueva moradora de palacio, también conocida como la corcholata mayor, decidió dar a conocer los logros de sus primeros 100 días al frente del poder ejecutivo, así mismo, presentó el llamado Plan México, sobre ambos, quiero destacar algunos detalles. Vamos por partes.
En el caso de su discurso por los famosos 100 días, la titular del ejecutivo aseguró que la economía mexicana continuará creciendo gracias a la erradicación de la corrupción y a la austeridad republicana. Sin embargo, parece olvidar que durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, esta misma política económica produjo un crecimiento promedio de apenas 0.8%, lo que equivale a casi seis años perdidos. Aunque algunos atribuyen estos resultados a la pandemia, no debemos pasar por alto que antes de esta crisis global ya enfrentábamos un crecimiento del 0%, incluso ligeramente negativo. Y si bien hubo una leve recuperación posterior, las tasas apenas alcanzaron el 1%.
Resulta incomprensible cómo, con este historial, la corcholata mayor puede sostener que la economía crecerá. Esta afirmación contradice los datos y las tendencias observadas. Incluso presumía el mayor nivel de empleos formales registrados al cierre de 2024, omitiendo que solo se crearon menos de 500 mil empleos nuevos, lejos de los 1.2 millones necesarios anualmente. Este fracaso, compartido por las administraciones pasada y presente, refleja cómo el mercado laboral sigue sin responder a las necesidades del país, producto de los grandes problemas estructurales que tenemos, empezando por la violencia y la inseguridad que se vive en muchas partes del territorio nacional.
Por otro lado, se atribuyó logros cuestionables, como el incremento salarial en tiempo récord. Sin embargo, es fundamental recordar que dicho aumento es herencia de su antecesor, el nuevo morador de Palenque, y no resultado de sus acciones. Además, aseguró que durante sus primeros 100 días no hubo incrementos reales en las gasolinas o el diésel. Pero todos sabemos que sí los hubo, y cada visita a la gasolinera lo confirma. Estas alzas se dieron bajo el presupuesto anterior, diseñado por la administración pasada, lo que hace más absurdo que intente adjudicarse méritos ajenos, pero deja claro que al poco entender y saber del tema económico es normal que quiera creer que vamos “requete bien”
En cuanto al Plan México, un programa que aspira a consolidar a nuestro país como líder regional en desarrollo económico y equidad social, con la ambiciosa meta de ingresar al top ten de las principales economías del mundo para el final del sexenio. Debo decir que es poco creíble si consideramos la situación actual del país y la inceritumbre que en pocos días empezará a circular a nivel internacional cuando empiece el segundo mandato de Donald Trump en los Estados Unidos. Para lograr la meta de llevarnos dentro de las 10 economía más grandes del mundo, se contempla un portafolio de inversiones de más de 277 mil millones de dólares, distribuidos en 2 mil proyectos de sectores como la industria automotriz, farmacéutica y agroindustria. También busca elevar la inversión pública y privada al 27% del PIB, una cifra atractiva pero poco realista considerando nuestra situación actual y no solo por lo que suceda en los Estados Unidos, que por supuesto es un gran punto en contra, sino por que hoy carecemos de grande detonantes de la inversión como lo es la generación de energías, un verdadero estado de derecho y, por supuesto, certeza para los dueños del capital.
El programa pretende crear 1.5 millones de empleos adicionales mediante la vinculación educativa y la relocalización de empresas. Sin embargo, el sistema educativo enfrenta graves problemas derivados de las malas decisiones de la administración pasada, que provocaron una deserción masiva en los niveles básico y medio. Esto compromete seriamente la disponibilidad de personal calificado. Además, aunque los incentivos para la relocalización son positivos, chocan con la política fiscal y la reducción del gasto público prevista para este año.
Si bien el Plan México plantea intenciones loables, la implementación parece carecer de coherencia. Desde este espacio, he insistido en que un mayor nivel de inversión genera más producción, empleo, consumo y, por ende, crecimiento económico. Pero la desconexión entre las intenciones y la realidad económica del país amenaza con convertir este plan en otro ejercicio de simulación. Como suele decirse, de buenas intenciones están llenos los panteones. Pero claro, es impensable que desde palacio, se contradiga o se tire lo que se controla desde Palenque, ojalá que así como se colgó logros que no lo son, ni son suyos, elija cargar con las consecuencias de una necedad que tampoco es suya, pero que adquirió en el momento en que aceptó ser la corcholata mayor del juego.
Mientras tanto, millones de mexicanos seguimos enfrentando un día a día marcado por la incertidumbre, las carencias y la lucha por salir adelante en un entorno que parece dar la espalda a la calidad de vida de su gente.
Así, así el segundo piso de la transformación de cuarta.
