OPINIÓN

Un superpoder

Estamos viviendo en un torbellino de información y de desinformación que hace que perdamos el foco y que pongamos nuestra atención en lo más escandaloso, que no siempre es lo realmente importante...

Escuchar

Chris Hayes es un comentarista político que tiene un noticiero todos los días entre semana en MSNBC que se llama All in. Este año publicó un libro titulado El canto de la sirena: como la atención se ha vuelto un recurso en peligro de extinción.

En su libro, Hayes dice que las fuerzas económicas y políticas usan los algoritmos de los aparatos que usamos para atraer nuestra atención. Explica que una forma de pensar en la atención es como una luz solitaria en el escenario que provoca que fijes tu mirada en lo que alumbra esa luz y olvides todo lo demás. Recuerda que William James describe la atención como “la capacidad de alejarte de algunas cosas para enfocarte en otras.”

Estamos viviendo en un torbellino de información y de desinformación que hace que perdamos el foco y que pongamos nuestra atención en lo más escandaloso, que no siempre es lo realmente importante. Mucha de esa información claramente inquietante, además de causarnos angustia, busca distraernos de aquello que debería de merecer toda nuestra atención.

Pero hoy no quiero comentar de política, economía y seguridad. No porque no sean temas que merezcan toda nuestra atención en el mundo en el que vivimos. Sino que quiero voltear la mirada y fijarla en la bondad.

No, no pienso hablar desde el punto de vista moral de la bondad. Sino de la realidad tangible de cómo un pequeño acto de bondad cambia la vida de quien lo realiza y de quien lo recibe.

Los algoritmos de las redes sociales que nos esclavizan nos hacen pensar que vivimos en un mundo globalizado, en donde somos capaces de tener contacto y relaciones significativas con otros al través de los aparatos que usamos. La realidad es que viendo lo que otros comparten en sus redes sociales, nos olvidamos de los que están en nuestro alrededor, de manera presencial.

El comentario anterior lo dediqué al agradecimiento. A la manera en la que buscando activamente en nuestro día a día, algo que agradecer, la vida es más amable. Hoy te propongo que fijes tu atención en aquellos con los que compartes tu espacio y tu tiempo, aunque sea un momento: la persona que cruza tu camino en la calle, el peatón que está esperando poder cruzarla, el guardia de seguridad que cuida la entrada de tu trabajo, el barista que prepara tu café, la señorita que te da el cambio en la tienda de conveniencia cuando le pagas el artículo que compraste, tu compañero de trabajo, tu alumno, tu profesor, tu jefe, tu cónyuge, tu hijo.

Que pongas tu atención en la persona frente a ti y que realices un acto de bondad hacia ella. No tiene que ser nada grandioso, basta una sonrisa, un saludo mirándolo a los ojos, dar las gracias, abrir una puerta, ceder el paso, llamar a la persona por su nombre, recoger la pluma del piso y devolverla a quien la tiró, preguntar cómo está, cómo le fue en el día, escucharlo activamente.

Cuando uno pone su atención en el otro, lo que estamos haciendo es hacerle sentir que importa, que merece ser visto y escuchado y, en el mundo en el que vivimos, en muchas ocasiones, esto vale más que cualquier cosa material que podamos darle a los demás.

¡Piénsalo!

Todo el contenido de El Comentario del Día en la palma de tu mano. Suscríbete a nuestros canales de difusión: WhatsApp | Telegram

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Telegram
WhatsApp
Email

Más Columnas de opinión

Noticias de interés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *