OPINIÓN

¡Abramos los sentidos!

El cuerpo humano conecta con el mundo a través de los sentidos, cruciales para la vida. Ante tragedias, no debemos ser indiferentes; debemos abrir nuestros sentidos y ayudar a los demás.

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El cuerpo humano es un maravilloso medio que nos une con el mundo exterior que nos rodea.  Es a través de los sentidos que podemos conocer ese mundo y obtener información útil sobre el mismo.

A lo largo de la historia de la medicina y de las investigaciones médicas y psicológicas entre otras, sabemos cual es la función de cada uno de los 5 sentidos del cuerpo y que al momento de perder un sentido o anularlo por algún momento, los otros sentidos se agudizan para nivelar esta deficiencia y tratar de equilibrar la función que ya no existe.

Es cierto también que al recibir estímulos que nos lastiman o nos dan miedo también cerramos nuestros sentidos para protegernos y esto sucede también al nivel del alma, que cierra sus sentidos para protegerse, no sentir y no sufrir.

Después de los terribles acontecimientos en nuestro país que salieron a la luz esta semana, donde 400 jóvenes fueron asesinados en un rancho como en un campo de concentración, ya no podemos seguir cerrando nuestros sentidos.

Ya no podemos seguir siendo indiferentes pensando que a nosotros no nos va a pasar eso o que está muy lejos. Ya no podemos ver sufrir a las personas y que no nos duela. No podemos seguir siendo apáticos y esperando a que alguien tome iniciativas o lo solucione o que se solucione el problema solo, porque eso no pasará. Nosotros en nuestro día a día, con actitudes conciliadoras y respetuosas podemos comprometernos por una mejor convivencia, por ayudar a alguien.

Ya no podemos cerrar la nariz para no oler lo feo, cerrar los ojos para no ver lo que pasa a nuestro alrededor, taparnos los oídos para no escuchar lo que nos rodea.  Por nuestro bien y el de todos necesitamos ¡Abrir nuestros sentidos! ¡Todos! los físicos y los del alma.

Esta apertura nos sensibilizará al dolor propio y ajeno, nos dará la fuerza para desde nuestra trinchera, ayudar a mejorar a nuestro país. ¿Y cómo podemos hacerlo si el problema es enorme y yo soy solo uno?

Si tienes injerencia en la educación de alguien, enséñale y recuérdale valores como el valor de la vida, que es única e irremplazable; el trabajo honesto, los buenos sentimientos, el ayudar al otro en la medida de lo posible, el escuchar a alguien en problemas, el apoyar económicamente a alguien de acuerdo a tus posibilidades, el ser una persona íntegra que actúe bien en todas las circunstancias, aún en las difíciles, a ser sensible al dolor del otro, a respetar y tratar al otro como le gustaría ser tratado.

Si tienes posibilidades, trabaja junto con otros que deseen ayudar a este país como tu, en asociaciones o grupos que ayuden a personas vulnerables. Si tienes la capacidad de influir en grupos con posibilidades de aportar mayor ayuda o influencia participa en ellos, apóyalos.

Ya no podemos seguir protegiéndonos y cerrándonos a lo que pasa en nuestra casa.  Tenemos la obligación moral de ayudar a nuestro país.

Abramos nuestros sentidos al amor, la ayuda, la verdad, la honestidad, el bien. Abrámonos, para que el dolor nos haga despertar y actuar por el bien de todos.

¡Abramos nuestros sentidos ahora!

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