Los recientes resultados de Liam Lawson han dejado en evidencia que el verdadero problema de Red Bull no era su ex piloto, Checo Pérez, sino el complicado desempeño de su monoplaza. El joven neozelandés ha tenido dificultades en la temporada, con malas clasificaciones y resultados decepcionantes, como lo demuestran sus posiciones en las carreras, en comparación con las consistentes actuaciones de Pérez. Esto refuerza la afirmación que hizo Max Verstappen de que «el problema no era el piloto, sino el coche».
En 2024, Red Bull vivió una temporada de altibajos. Si bien los primeros cinco Grandes Premios fueron exitosos con varias victorias, el equipo sufrió tras la salida de su ingeniero estrella, Adrian Newey, lo que provocó que el balance del coche se deteriorara. A pesar de los esfuerzos de Lawson por adaptarse rápidamente al monoplaza, sus resultados siguen siendo limitados, lo que demuestra las dificultades de manejar un coche que solo Verstappen parece poder domar con éxito.
Red Bull había despedido a Checo Pérez en diciembre de 2023, argumentando que necesitaban un piloto que pudiera estar más cerca de Verstappen para ayudar al equipo en el Campeonato de Constructores. Sin embargo, los pobres desempeños de Lawson han cuestionado esta decisión. Aunque el joven piloto había afirmado que podría adaptarse al estilo de manejo de cualquier coche, los resultados sugieren lo contrario. Mientras tanto, Pérez disfruta de su tiempo fuera de la Fórmula 1, con la tranquilidad de saber que, al menos por ahora, su legado en Red Bull sigue siendo más sólido que el de su sucesor.