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Hoy, al igual que todo el mundo, hablaré de un ser humano maravilloso desde mi punto de vista, que nos enseñó tanto y sobre todo nos enseñó como actuar y vivir la congruencia.
Congruencia significa de acuerdo a la RAE: “conveniencia, coherencia, relación lógica”. Y en relación a la religión la RAE nos dice que “en la teología católica, es la eficacia de la gracia de Dios, que obra sin destruir la libertad del ser humano”.
Creo que no encuentro mejor primer calificativo del Papa Francisco que la de haber sido un hombre congruente.
Estos últimos días los interesados en este personaje hemos buscado y también sido bombardeados por los medios de comunicación en todas sus versiones (noticieros, youtube, instagram, películas, etc…) de momentos importantes en la vida del Papa Francisco, en las entrevistas que dio, en los viajes y visitas que realizó y han habido momentos que en especial no se me olvidan por el impacto que su congruencia tuvo en la humanidad.
¡Cómo olvidar su llegada a Washington! Toda la seguridad americana en camionetas suburban negras altamente blindadas y armadas y el visitante distinguido e importarte, llegando en su Fiat 500 blanco con su chofer, sin mayor protección. Fue un mensaje de sencillez, de humildad, de congruencia. No debemos olvidar que el Papa Francisco además de ser jefe de la religión católica es un jefe de Estado, con el mismo status que los presidentes y los reyes. Una lección de oro.
Otra que para mí siendo docente me gustó especialmente, fue el discurso que dio a los rectores de diferentes universidades. En él dice que el desafío de la educación es formar no sólo informar. Que hay que buscar la formación y la unión en los 3 lenguajes humanos: la cabeza, el corazón y las manos. Para pensar lo que se siente y lo que se hace; para que sintamos lo que hacemos y lo que pensamos; y para que hagamos lo que sentimos y lo que pensamos. En otras palabras, ser congruentes.
Además, dentro de todo esto otra característica del Papa Francisco que me encanta es su espontaneidad. Aceptar el mate en sus paseos por la Plaza San Pedro, el subir a sus amigos al papamóvil, la expresión auténtica de sus sentimientos, el acercamiento a todas las personas, su interés por ellas, el invitarnos y recordarnos que todos somos parte de la iglesia, que no sólo un grupo selecto. El hacernos entender y vivir que Dios vive en nosotros, que no se cansa de perdonarnos y que en el servicio a los demás es donde mejor Lo encontramos.
Su experiencia de vida, siendo un hombre común como todos, con vivencias y experiencias similares a las nuestras, con grandes problemas que enfrentar, escuchando a todos, le dio una visión muy humana del hombre y la forma como la Iglesia debe acercarse a sus feligreses: no juzgando, escuchando, perdonando todo, estar y ser cercano a las personas, saber de ellos para comprender mejor su problemática, estar en comunidad, acercar a ese Dios de amor del cual habla el Nuevo Testamento. Pasar del discurso y la palabra a la acción para que funcione y sea fértil.
Tengo tanto que agradecerte Papa Francisco, me llenaste de esperanza en la actualización y modernización de la actitud de esta Iglesia a la que pertenezco, me encantaba verte y escucharte claro, sencillo, conciso, prudente pero firme y consistente. Gracias a la tecnología podré seguir recordando al hombre extraordinario que fuiste para mí y para muchos. ¡Qué gran regalo nos dio Argentina al mundo!
Y ahora somos nosotros los que te pedimos que intercedas por nosotros y nuestro mundo. Vuela alto Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco. Te echaremos de menos.