La participación en las elecciones presidenciales de Corea del Sur alcanzó una cifra récord, superando el 70% del padrón electoral. Según la Comisión Nacional Electoral, casi 32 millones de personas acudieron a votar este martes, un número histórico desde que se llevan registros de este tipo de procesos. La jornada electoral se extendió a lo largo de más de 14,000 centros habilitados en todo el país.
Este proceso electoral, que no contó con candidatas mujeres por primera vez en casi veinte años, se realiza en un contexto político marcado por la crisis tras la aprobación de la ley marcial en diciembre y la destitución del expresidente Yoon Suk Yeol. Corea del Sur ha vivido una agitación política sin precedentes, con cuatro presidentes en pocos meses y dos destituciones en la última década.
Los comicios son vistos como una oportunidad para superar el bloqueo institucional generado por un Parlamento dominado por la oposición y un Ejecutivo de signo contrario, situación que ha generado preocupación sobre la estabilidad nacional y su posición en el escenario internacional. Temas como la política arancelaria, las relaciones con potencias regionales y la tensión con Corea del Norte son ejes centrales del debate político actual.
Expertos advierten sobre la importancia de estas elecciones para restaurar la credibilidad del país y para definir estrategias frente a desafíos globales, incluso la posible discusión sobre armas nucleares. La incertidumbre política y las recientes crisis han puesto a Corea del Sur en un punto crítico que los votantes esperan resolver en las urnas.
