Un cohete Starship de SpaceX, el más grande y potente jamás construido, sufrió una explosión en su plataforma de lanzamiento en la base Starbase, Texas, la noche del miércoles. Este incidente representa un nuevo revés para las ambiciones del multimillonario Elon Musk de establecer una colonia humana en Marte. La compañía informó que la explosión, que se produjo alrededor de las 23:00 hora local (04:00 GMT del jueves), ocurrió durante una prueba de fuego estático, un procedimiento rutinario previo a un lanzamiento. «Un repentino y enérgico evento provocó la pérdida total de Starship y daños en el área circundante», detalló SpaceX, añadiendo que la explosión causó varios incendios en el sitio de prueba, aunque no se reportaron heridos y todo el personal se encuentra a salvo.
La empresa está investigando la causa del incidente, con un análisis inicial que apunta a una posible falla en un tanque presurizado conocido como COPV (recipiente a presión con recubrimiento compuesto), que contiene nitrógeno gaseoso en la zona del cono frontal de Starship. Este percance llega en un momento crítico, ya que SpaceX se preparaba para el décimo vuelo de prueba de Starship. Elon Musk, visiblemente restando importancia al evento, simplemente publicó en su plataforma X: «Solo un rasguño». Sin embargo, el cohete de 123 metros de altura es fundamental para su visión a largo plazo de construir una colonia en Marte, y se presenta como una nave totalmente reutilizable con una capacidad de carga útil de hasta 150 toneladas métricas.
Este último revés se suma a una serie de explosiones y fallos en pruebas anteriores del Starship. El 27 de mayo, un prototipo explotó sobre el Océano Índico, donde se esperaba que el propulsor Super Heavy realizara un amerizaje. Las dos misiones previas también terminaron con la desintegración del piso superior sobre el Caribe. A pesar de estos contratiempos, es probable que los fallos no afecten significativamente las ambiciones espaciales de Musk. SpaceX ha apostado por una filosofía de «fallar rápido, aprender rápido», una estrategia que le ha permitido dominar los vuelos espaciales comerciales. La NASA, por su parte, depende cada vez más de SpaceX, utilizando su nave espacial Dragon para el transporte de astronautas hacia y desde la Estación Espacial Internacional.
Curiosamente, la Administración Federal de Aviación (FAA) había aprobado a principios de mayo un aumento en los lanzamientos anuales de cohetes Starship, de cinco a 25, desestimando las objeciones de grupos conservacionistas que habían advertido sobre el posible impacto ambiental en tortugas marinas y aves playeras. La FAA afirmó entonces que el aumento de frecuencia no afectaría negativamente al medio ambiente y que no existía «ningún peligro para los residentes». Este nuevo incidente pondrá a prueba la resiliencia de SpaceX y la validez de su enfoque de desarrollo en un momento de alta expectación por el futuro de los viajes espaciales.