La Inteligencia Artificial (IA) generativa ha dejado de ser una aspiración futurista para consolidarse como un motor clave de transformación en la industria manufacturera mundial. Un reciente estudio de NTT DATA revela que 95% de las empresas que ya aplican esta tecnología observan mejoras claras en su productividad y resultados financieros.
Este tipo de IA, que permite a los sistemas crear contenido y modelos nuevos a partir de información existente, está impactando positivamente áreas como la innovación, la sostenibilidad y la toma de decisiones estratégicas. La confianza en esta tecnología ha crecido notablemente: la satisfacción de las compañías con sus proyectos de IA generativa subió un 79% en solo un año. Un caso emblemático es el de una firma aeroespacial que identificó cerca de 300 aplicaciones potenciales de IA, con proyecciones de ingresos adicionales de hasta 60 millones de dólares anuales.
Aun así, la mayoría de los fabricantes se muestra cansada de proyectos piloto sin resultados tangibles. Hoy, nueve de cada diez buscan aplicar IA generativa en áreas prácticas como la gestión de inventarios, el control de calidad, la automatización de procesos de mantenimiento y la capacitación del personal mediante documentación operativa inteligente.
No obstante, el camino no está libre de obstáculos. Casi todos los fabricantes coinciden en que la antigüedad de sus infraestructuras limita la expansión de la IA generativa, aunque pocos han evaluado su grado de preparación. La ciberseguridad también es motivo de inquietud: 88% teme vulnerabilidades y solo una minoría considera tener marcos adecuados para protegerse. Además, persiste un déficit de talento especializado, pues dos tercios de las empresas admiten no tener plantillas capacitadas y apenas la mitad invierte en programas de formación.
Finalmente, aunque casi todos los directivos consideran vital tener estrategias que equilibren innovación y ética, menos de la mitad cuenta con políticas sólidas y revisiones periódicas sobre el impacto de la IA generativa. Esta brecha refleja que, aunque la tecnología avanza a pasos firmes, su integración responsable sigue siendo el gran reto por resolver.