El ataque de Estados Unidos a tres centrales nucleares en Irán este sábado ha generado una cascada de reacciones en la comunidad internacional, marcando una intervención directa de Washington en el prolongado conflicto de Medio Oriente que involucra a Israel y los aliados de Hamás. La ofensiva, ordenada por el presidente Donald Trump, ha sido interpretada de distintas maneras por los líderes mundiales, evidenciando la complejidad y la polarización de la situación.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, calificó el ataque como un «giro peligroso en una región que no puede soportar otro ciclo de destrucción», mientras que el Ministerio de Exteriores de Rusia, un aliado clave de Irán, condenó la «irresponsable decisión de someter el territorio de un Estado soberano a ataques con misiles y bombas». En la misma línea, China criticó la acción estadounidense, instando a todas las partes, especialmente a Israel, a buscar un alto el fuego inmediato y retomar el diálogo. Rusia, China y Pakistán han propuesto conjuntamente una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU para un alto al fuego «inmediato e incondicional».
Desde la Unión Europea, la alta comisionada de Asuntos Extranjeros y Políticas de Seguridad, Kaja Kallas, si bien enfatizó que no se debe permitir que Irán desarrolle armas nucleares, instó a un retorno a la mesa de negociaciones para evitar una escalada. En Medio Oriente, la preocupación es palpable: el presidente del Líbano, Joseph Aoun, teme que el bombardeo a las instalaciones nucleares iraníes derive en una escalada que amenace la seguridad de toda la región. Egipto y Qatar también han abogado por la sensatez y la moderación, mientras que Arabia Saudita condenó la «violación de la soberanía de Irán».
Las reacciones en América Latina también han sido diversas. El presidente chileno, Gabriel Boric, condenó las acciones de Estados Unidos, defendiendo el respeto al derecho internacional humanitario y enfatizando que el poder no autoriza a vulnerar las normas globales. Por el contrario, el ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri, apoyó la medida, alineándose con la postura del presidente Javier Milei de luchar contra el terrorismo y las armas nucleares. Otros líderes como el presidente de Brasil, Lula da Silva, y los de Bolivia y Cuba, Luis Arce y Miguel Díaz Canel, respectivamente, condenaron las acciones militares, advirtiendo sobre las graves amenazas a la población civil y el medio ambiente que representan los ataques a instalaciones nucleares, y calificando la ofensiva como una violación del derecho internacional.