Ivanka Trump, hija del presidente Donald Trump, y su esposo, el exasesor presidencial Jared Kushner, han concretado una ambiciosa adquisición inmobiliaria en el Mediterráneo: la isla de Sazan, frente a la costa de Albania. La transacción, valorada en más de mil millones de dólares, busca transformar esta isla de 566 hectáreas en un exclusivo resort de lujo. El proyecto, que ya cuenta con la aprobación preliminar del gobierno albanés desde finales de diciembre, se perfila como uno de los desarrollos inmobiliarios más ambiciosos de la región, aunque ya ha suscitado inquietudes sobre el impacto ecológico en una de las zonas menos explotadas del Mediterráneo.
Sazan, estratégicamente ubicada en la entrada de la bahía de Vlore, entre los mares Adriático y Jónico, fue una base militar del antiguo régimen comunista albanés, activo entre 1946 y 1991. Se cree que la isla aún alberga búnkeres, túneles y municiones sin detonar, herencia de su pasado militar. Sin embargo, el plan de desarrollo contempla una integración armoniosa del resort con la naturaleza circundante, con edificaciones diseñadas para mezclarse con el paisaje y la restauración y reutilización de algunos de los antiguos búnkeres como parte de las instalaciones del hotel de lujo.
Jared Kushner ha expresado su fascinación por el potencial de la isla desde su primera visita en 2021, asombrado de que un lugar tan prístino aún exista en el Mediterráneo. Ivanka Trump también ha mencionado que la inversión será de 1.4 mil millones de dólares para transformar la antigua base de armas soviéticas en un destino turístico de lujo. Esta inversión es vista por el gobierno albanés como un impulso estratégico para el turismo de alto nivel en el país, pese a las preguntas sobre el impacto ambiental en el Parque Marino Nacional de Karaburun-Sazan, un área protegida con rica biodiversidad.
El proyecto, gestionado por la firma Affinity Partners de Kushner, busca crear un destino de «lujo de alta gama» que, según el propio Kushner, sería ideal para su familia y amigos. Aunque los planes han avanzado con el respaldo del gobierno albanés, persisten los desafíos relacionados con la eliminación de municiones sin detonar y la gestión ambiental. La transformación de Sazan en un enclave turístico de élite representa un hito en el desarrollo inmobiliario de la región, pero también abre un debate sobre el equilibrio entre la inversión económica y la preservación de entornos naturales sensibles.