El proyecto de ley presupuestaria impulsado por el expresidente Donald Trump, bautizado como la “Ley grande y hermosa”, se encuentra en un momento decisivo. Aunque ya fue aprobado por el Senado, la Cámara de Representantes aplazó su votación clave tras un prolongado intento por convencer a los congresistas republicanos disidentes que rechazan su contenido por el elevado endeudamiento y los recortes a la seguridad social.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, se mostró confiado en lograr un acuerdo, aunque reconoció las dificultades de negociar con un partido dividido. “Estamos trabajando en ello y somos muy optimistas”, declaró a los medios, mientras sus colaboradores mantenían reuniones a puerta cerrada con los legisladores más críticos. Johnson solo puede darse el lujo de perder tres votos republicanos, pero enfrenta una oposición interna de al menos 20 congresistas.
El paquete presupuestario refuerza varias promesas de Trump: incrementa el gasto militar, lanza una ofensiva migratoria, y destina 4.5 billones de dólares para extender recortes fiscales. Sin embargo, también añade 3.3 billones a la deuda nacional, un punto que ha irritado tanto a los sectores conservadores como a los moderados del partido. Mientras unos alertan sobre el descontrol del déficit, otros protestan por los recortes a seguros médicos y ayudas alimentarias.
Analistas independientes estiman que unos 17 millones de personas podrían perder su seguro de salud si se aprueba la ley, y que miles de familias de bajos recursos verían reducido su acceso a cupones de alimentos. Para los demócratas, este plan es un blanco político claro. El líder de la minoría, Hakeem Jeffries, lo calificó de «vergonzoso» y criticó a los republicanos por seguir cediendo ante la agenda radical de Trump. La Cámara tiene hasta el 4 de julio para tomar una decisión definitiva.