La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de México ha tomado la decisión de eliminar por completo el estímulo fiscal aplicado a las gasolinas y el diésel, una medida que entrará en vigor de manera inmediata y afectará directamente los precios al consumidor. Este anuncio marca un cambio significativo en la política gubernamental de contención de precios de los combustibles, la cual había estado vigente para amortiguar el impacto de la volatilidad internacional en los bolsillos de los ciudadanos.
Con la eliminación de este apoyo, los precios de la gasolina Magna, Premium y el diésel quedarán sujetos plenamente a las variaciones del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), sin el subsidio que había estado absorbiendo parte de este gravamen. La medida podría traducirse en un incremento en los precios finales de los combustibles en las estaciones de servicio, generando un posible efecto en cadena sobre los costos de transporte y, consecuentemente, en el resto de la cadena de valor y en la inflación general.
La decisión de Hacienda responde probablemente a la necesidad de fortalecer las finanzas públicas y reducir el gasto fiscal, en un contexto donde el gobierno busca consolidar su situación económica. Sin embargo, la eliminación del estímulo representa un desafío para los consumidores y para las empresas que dependen fuertemente del transporte, quienes verán incrementados sus costos operativos. La evolución de los precios del petróleo a nivel global y el tipo de cambio serán factores cruciales que determinarán el verdadero impacto de esta medida en la economía familiar y empresarial de México.