Honda ha decidido cancelar el desarrollo de su SUV eléctrico más grande, originalmente planeado para debutar en 2027 en el mercado estadounidense. La decisión no obedece a fallas técnicas ni de producción, sino a un viraje político: la eliminación del incentivo fiscal de 7,500 dólares para vehículos eléctricos en Estados Unidos, impulsada por las reformas del gobierno de Donald Trump. Esta modificación ha alterado por completo el panorama de la movilidad eléctrica en el país.
La cancelación refleja una tendencia más amplia en la industria automotriz. Fabricantes como Ford y Toyota también están redirigiendo recursos hacia vehículos híbridos, ante una caída significativa en la demanda de autos 100% eléctricos. Honda ya había recortado más de 21 mil millones de dólares de su presupuesto de electrificación rumbo a 2030, anticipando un entorno menos favorable.
Aunque modelos como el Prologue —ensamblado en México— y el Acura ZDX han tenido un desempeño positivo en ventas, Honda prefiere adoptar una estrategia conservadora ante la incertidumbre. El SUV cancelado, cuyo diseño se asemejaba al mostrado por Max Verstappen en el GP de Japón, formaba parte de la Serie 0, una línea aún en desarrollo con otros lanzamientos previstos.
La medida también revive la posibilidad de una alianza estratégica con Nissan, tras un fallido intento anterior. En un contexto donde los híbridos resurgen como solución de transición, Honda parece estar reposicionando su apuesta tecnológica frente a competidores coreanos como Hyundai y Kia, que avanzan con fuerza en el segmento eléctrico.