La industria de vehículos pesados en México enfrenta una desaceleración preocupante. Durante el primer semestre de 2025, las ventas de camiones registraron números rojos, con una caída de 2.8 % en el mercado interno y una disminución de 3.6 % en exportaciones, según datos de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT).
Esta baja se atribuye principalmente a la disminución en la inversión de las empresas de autotransporte, las cuales han postergado la renovación de sus flotas ante un entorno económico incierto. Factores como la inflación, las altas tasas de interés, la inseguridad en carreteras y el aumento en los costos logísticos han generado un clima de cautela entre los compradores.
Además, la disminución en la demanda internacional, especialmente desde Estados Unidos, ha impactado negativamente las exportaciones mexicanas de camiones, afectando a fabricantes establecidos en el país. A pesar de que México sigue siendo un actor relevante en la producción de vehículos pesados, las cifras actuales contrastan con el crecimiento observado en años anteriores.
El sector exige políticas públicas que incentiven la modernización del transporte, como esquemas de financiamiento accesible, seguridad en las rutas y estabilidad fiscal. De no atenderse estos desafíos, se corre el riesgo de afectar la competitividad logística del país y su capacidad exportadora.