Durante los primeros cinco meses de 2025, la industria textil y del calzado en México ha enfrentado una profunda crisis laboral. Según cifras del INEGI citadas por El Economista, estos dos sectores manufactureros han registrado una de las mayores caídas de empleo a nivel nacional, reflejando un deterioro estructural que amenaza su viabilidad en diversas regiones del país.
El sector textil ha acumulado una pérdida superior al 5% de su plantilla respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que la industria del calzado enfrenta una contracción similar, particularmente en estados como Guanajuato, Jalisco y Puebla, donde concentran gran parte de la producción nacional.
Entre los factores que explican esta “sangría” de empleos destacan el bajo dinamismo en el consumo interno, la competencia desleal de productos importados —principalmente asiáticos—, el rezago tecnológico en procesos de producción y la limitada adaptación a nuevos modelos de comercio digital. Además, los aumentos en los costos laborales, junto con una escasa inversión en capacitación, han dejado a muchas pequeñas y medianas empresas en condiciones críticas.
Expertos señalan que, sin una estrategia integral de reconversión productiva, apoyos fiscales focalizados y esquemas de financiamiento para modernización, estos sectores podrían continuar su declive. La crisis no solo es económica: también tiene impactos sociales graves en zonas donde estas industrias han sido históricamente el sustento de miles de familias.