El economista Gabriel Lozano, de J.P. Morgan, advirtió que la imposición por EE.UU. de un arancel del 30 % a varias exportaciones mexicanas, junto a aranceles previos (acero, aluminio, automotriz, agrícola), extiende la incertidumbre comercial hasta 2027. La revisión del T‑MEC, prevista para iniciar en octubre de 2025, podría retrasarse y, en el peor de los casos, culminar en 2027, según el pronóstico actual .
En paralelo, Kenneth Smith Ramos, vinculado a la negociación original del tratado, advirtió que Estados Unidos podría integrar estos gravámenes en el T‑MEC revisado durante 2026. Se teme que lo planteado como “temporal” se convierta en una “nueva normalidad” dentro del marco legal, lo que representaría una alteración sustantiva frente al espíritu del convenio.
En conjunto, estos movimientos amenazan la confianza de inversionistas y empresas. J.P. Morgan prevé una tasa de crecimiento del PIB cercano a cero en 2025, con apenas 1 % en 2026, y sugiere que Banxico podría mantener la tasa de referencia en 6.50 % hasta 2026 para amortiguar el impacto. Por su parte, especialistas y actores del sector privado señalan que si estos aranceles se institucionalizan bajo el T‑MEC, no solo México sino toda América del Norte podría enfrentar una recesión o desaceleración prolongada.
La posibilidad de convertir aranceles temporales en reglas permanentes dentro del T‑MEC representa una fractura estructural del libre comercio regional. Más allá del efecto coyuntural, urge que México y Canadá impulsen contrapartidas firmes, desde ajustes en reglas de origen hasta diversificación de mercados, para evitar una dependencia creciente del entorno político estadounidense.