Una multitud se congregó este jueves en la emblemática Plaza de Mayo de Buenos Aires bajo el lema «la salud no se toca», en una manifestación encabezada por trabajadores del sector salud que exigen aumentos salariales y denuncian un fuerte recorte al sistema de salud pública. Entre los participantes se encontraban médicos, enfermeros, residentes y miembros de distintos gremios que portaban pancartas con mensajes como «recomposición salarial ya» y «el hospital no se toca».
El origen de la protesta fue la situación crítica del hospital público Garrahan, el principal centro pediátrico de Argentina. Sus empleados llevan meses de paros y reclamos, advirtiendo sobre una grave “asfixia salarial”. Nicolás Morcillo, médico neonatólogo del Garrahan, declaró en medios nacionales que el hospital opera con un presupuesto del año 2023 y teme que no logren sostener la atención hasta fin de año debido a la falta de recursos.
Ignacio Meza, médico residente del hospital Fernández, también presente en la marcha, aseguró que el ajuste salarial impuesto por el gobierno de Javier Milei representa un ataque directo a la salud pública. Señaló que muchos trabajadores están sobrecargados debido a la creciente demanda de pacientes que ya no pueden costear atención privada ni medicamentos.
Mientras tanto, el ministro de Salud, Mario Lugones, respondió a las críticas asegurando en la red social X que no existe un desfinanciamiento del Garrahan, sino un proceso de reordenamiento. Afirmó que se están corrigiendo irregularidades heredadas y que el objetivo es «arreglar un sistema que fue destruido». Sin embargo, las protestas continúan y la tensión entre el sector salud y el gobierno nacional va en aumento.