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Estimado lector, si buscamos en los libros de historia de las grandes batallas, siempre se habla de la cantidad de soldados que murieron en un bando y otro. En la segunda guerra mundial, por ejemplo, se estima que murieron entre 50 y 85 millones de personas, entre civiles y soldados. Siendo estos datos muy alarmantes por la época y por qué lo más tecnológico que existía eran las fuerzas aéreas, los tanques y los portaaviones que fueron fundamentales para las fuerzas aliadas.
Hace unos meses, el mundo se sorprendió con la guerra entre Israel e Irán, una guerra que dejo en tan solo 12 días 1190 fallecidos, pero el despliegue de soldados fue mínimo. Esta fue la primera guerra que utilizo un despliegue tecnológico impresionante y veamos por qué:
Israel utilizo lo que ya conocíamos el Domo de Hierro, que intercepta cohetes y drones y que tiene un costo por interceptor entre $50,000 y $100,000 USD, pero esta vez no fue suficiente por que fue vulnerada por el ataque iraní. Además, utilizaron David’s Sling y Arrow-3, contra misiles balísticos más avanzados. Para su ataque utilizo misiles balísticos de precisión con alcance de hasta 400 km, misiles de crucero de precisión aire-tierra. Además, drones de vigilancia y ataque, con autonomía de más de 30 horas, armados con misiles aire-tierra de precisión
Mientras Irán, ataco con drones con alcance de 2,500 km, misiles balísticos de corto y medio alcance, además de mísiles de crucero con tecnología de navegación terrestre. Cada misil con un costo entre $300,000 y $2 millones de dólares. Como defensa se apoyó de un sistema ruso de defensa aérea de largo alcance y del Khordad-15 que es capaz de interceptar múltiples objetivos.
La tecnología utilizada en estos misiles son sensores electro-ópticos, cámaras térmicas, navegación satelital y algoritmos de vuelo autónomo. Para los sistemas de defensa su apoyaron en radares multifrecuencia, misiles interceptores e inteligencia artificial.
Y además de la guerra con misiles, drones y aviones, hubo una guerra cibernética, mientras Israel atacaba sistemas de control iraníes (centrifugadoras nucleares, electricidad) y el uso de inteligencia artificial (IA) para interceptar amenazas. Irán hacía lo propio hackeando la infraestructura civil israelí y realizando Interferencia en comunicaciones militares.
La guerra de los 12 días entre Israel e Irán mostró cómo los conflictos modernos ya no dependen de la duración, sino de la intensidad y la tecnología empleada. Con misiles guiados, enjambres de drones, ciberataques masivos y sistemas de defensa avanzados, los enfrentamientos del siglo XXI son rápidos, precisos pero muy costosos.
El costo económico estimado de este breve pero devastador conflicto se calcula entre $3,000 a $5,000 miles de millones de dólares en tan solo 12 días, sin contar las pérdidas humanas y civiles que no tienen precio. Estimado lector, lo más preocupante es que la velocidad de la guerra moderna muchas veces supera la capacidad de la diplomacia para responder a tiempo, abriendo interrogantes sobre los límites éticos y estratégicos de la tecnología militar en un mundo cada vez más interconectado.