Escuchar
Te comparto algunos puntos clave para tener conversaciones incómodas de manera constructiva:
- Piensa bien qué buscas: ¿Cuál es el objetivo final por el que deseas tener esa conversación incómoda? ¿Es compartir una preocupación sobre las finanzas, alinear la educación de los hijos, reavivar la chispa en la intimidad, o buscar un equilibrio en las tareas del hogar? Al expresar lo que nos molesta el objetivo no debería ser quejarnos ni tirarle con todo a la pareja, sino proponer, buscar soluciones que beneficien a ambos o a la familia. Hazle saber a tu pareja por qué es eso importante para ti y visualiza a dónde quieren llegar juntos. Tener presente el punto al que quieres llegar sirve para no desviarte en otros temas y recordar que la intención no es descalificarse o atacarse, sino compartir la relevancia que tiene para ti este tema, con propuestas que les hagan sentir que la situación puede mejorar.
- Respira hondo antes de reaccionar: Si sientes que te estás calentando, si notas que el corazón se te acelera, el cuello se tensa o se te sube el calor a la cabeza. ¡Alto! Respira profundo. Eso te ayuda a calmarte y pensar con la cabeza fría. Bajarle dos rayitas a tu estado de ánimo por medio de la respiración, ayuda a sostener la plática pensando con claridad, de forma productiva, y evitar que se convierta en una batalla campal. La respiración regula nuestra emociones y nuestros impulsos; disminuimos las acusaciones y creamos un espacio seguro para que ambos expresemos nuestras genuinas necesidades.
- Escucha de verdad y ponte en los zapatos del otro: Deja el celular, quita las distracciones. Escuchar significa que mi mirada y mi atención están sobre la otra persona, concentrado en lo que mi pareja me dice, sin interrumpir. Escuchar de verdad es respetar y validar sus sentimientos, tratando de entender qué le pasa cuando no se le da importancia que pide. Esta es la base sobre la que se construyen acuerdos sólidos. Además, mostrar interés en lo que mi pareja dice activa la empatía, fortalece el vínculo, baja la tensión emocional. En cambio, si yo busco tener la razón y ganar la discusión, ya perdí porque perdí la conexión en mi relación y perdí la oportunidad de sumar, de llegar a algo que nos da bienestar.
- ¡Dense una pausa!: ¿Sientes que vas a explotar? Si la conversación se pone intensa y no se están entendiendo, ¡es válido parar! Mejor pospongan la charla con un acuerdo de retomarla pronto cuando estén más tranquilos. A veces esa es la mejor estrategia. No es evitar el tema, es madurez. Hacer la conversación exhaustiva o forzar las cosas puede acabar mal. En vez de eso, agradezcan el esfuerzo y vuelvan a la carga con la mente más despejada e ideas más frescas. Lo que no se vale es dejar los temas en el olvido sin darles seguimiento. Si aprenden a tomarse pausas y volver con mejor actitud, fomentan la confianza en que las cosas saldrán bien en las futuras conversaciones difíciles.
Tener conversaciones incómodas no solo es inevitable en la vida de pareja, sino muy necesario para el crecimiento de la relación. La clave es si buscas «ganar» o «entender» al otro. Entender no elimina el conflicto, pero transforma la forma en que lo abordan, permitiendo que incluso los temas incómodos fortalezcan la relación.