Una nueva controversia sacude al expresidente Donald Trump, luego de que el Wall Street Journal revelara que la fiscal general Pam Bondi le informó en mayo que su nombre figura en los documentos relacionados con el fallecido financiero y agresor sexual Jeffrey Epstein. La información proviene de altos funcionarios del gobierno y ha reavivado la polémica en torno al vínculo entre figuras poderosas y el caso Epstein.
Aunque el Departamento de Justicia aseguró que no existe una lista secreta de clientes del entorno de Epstein, la base más fiel de Trump, el movimiento MAGA, desconfía de esa versión. La negativa oficial de la Casa Blanca no se hizo esperar. El portavoz Steven Cheung calificó la publicación como “otra historia falsa promovida por demócratas y medios liberales”, desestimando las acusaciones.
La tensión política escaló aún más cuando Ben Rhodes, exasesor de Obama, afirmó en redes sociales que los republicanos estarían encubriendo información para proteger a Trump y a la élite que lo rodea. En paralelo, la justicia federal denegó una solicitud del Departamento de Justicia para hacer públicas las transcripciones del gran jurado sobre Epstein, lo que alimentó aún más las teorías de ocultamiento.
Por su parte, la administración Trump contraatacó con nuevas acusaciones contra el expresidente Barack Obama. La directora de inteligencia, Tulsi Gabbard, declaró que Obama habría organizado un supuesto «golpe de Estado» para socavar la presidencia de Trump. Sin embargo, varias investigaciones concluyeron que sí hubo interferencia rusa en las elecciones que favorecieron al exmandatario republicano. Mientras tanto, Trump no enfrenta cargos en relación con Epstein, pero la sombra del escándalo sigue creciendo.