Japón ha intensificado su interés en México como socio estratégico ante el creciente deterioro de sus relaciones comerciales con Estados Unidos. La imposición de aranceles por parte del gobierno estadounidense sobre autos y autopartes de origen japonés ha generado un ambiente de incertidumbre para las inversiones niponas en Norteamérica. En este contexto, México se perfila como un socio clave por su red de tratados comerciales, cercanía con EE.UU. y estabilidad institucional relativa.
Empresas japonesas han comenzado a fortalecer sus cadenas de suministro desde México, no solo por la proximidad logística, sino también por la oportunidad de operar bajo reglas del T-MEC y diversificar su exposición al mercado estadounidense. La industria automotriz, especialmente, ha sido clave en este acercamiento, con más de 1,200 empresas japonesas instaladas en territorio mexicano, muchas con operaciones de exportación directa a EE.UU.
No obstante, el reciente acuerdo bilateral entre Japón y Estados Unidos, que excluye a México en algunos beneficios arancelarios, ha generado preocupaciones sobre una posible desventaja relativa para los productos mexicanos. Esto pone en riesgo parte de la competitividad nacional si no se refuerza la cooperación tecnológica, capacitación laboral y mejora en infraestructura logística.
México debe evitar ser un socio pasivo en esta reconfiguración. Es urgente una estrategia industrial que fomente mayor valor agregado, transferencia tecnológica y negociación activa en bloques multilaterales como CPTPP o APEC.