La actividad del sector de servicios de Estados Unidos se desaceleró de forma inesperada en julio, generando preocupación sobre el ritmo de crecimiento de la economía. El Índice de Gerentes de Compras (PMI) no manufacturero del Instituto de Gestión de Suministros (ISM) cayó a 50.1 puntos, una cifra que no solo se quedó por debajo de las previsiones de 51.5, sino que también representa una disminución desde los 50.8 puntos registrados en junio.
Este resultado, apenas por encima del umbral de 50 que separa el crecimiento de la contracción, señala un estancamiento en un sector que es el motor de la economía estadounidense. El reporte del ISM destacó un debilitamiento en componentes clave como la actividad comercial y los nuevos pedidos. Además, el subíndice de empleo se mantuvo en territorio de contracción por segundo mes consecutivo, indicando una reducción en la contratación de personal.
Los analistas atribuyen esta desaceleración a una combinación de factores, incluyendo la persistente incertidumbre sobre la política de aranceles y un aumento en los costos de los insumos, que alcanzaron su nivel más alto en casi tres años. Esto sugiere que las presiones inflacionarias y las tensiones comerciales continúan pesando sobre las empresas, minando la confianza y la capacidad de expansión.
El informe contrasta con las expectativas de un repunte y proyecta un panorama de cautela para la economía estadounidense. El estancamiento del sector de servicios podría ser una señal de que el ciclo de crecimiento se está agotando y que el mercado laboral está perdiendo su dinamismo, un escenario que la Reserva Federal deberá analizar con detenimiento para sus próximas decisiones de política monetaria.