Este domingo cerraron los centros de votación en Bolivia, tras una jornada electoral en la que millones de ciudadanos acudieron a las urnas para elegir presidente, senadores y diputados. Las elecciones se desarrollaron en medio de una fuerte inflación —la más alta en cuatro décadas— y sin la presencia del expresidente Evo Morales, quien fue inhabilitado para competir. A pesar de llamados al boicot desde sectores afines al exmandatario, la participación fue estable y el proceso transcurrió sin mayores incidentes, según observadores internacionales.
Las autoridades electorales indicaron que los primeros resultados se darán a conocer a partir de las 21:00 (hora local), aunque los datos oficiales podrían tardar hasta una semana. De no haber un ganador con más del 40% de los votos y una ventaja mínima de 10 puntos, se realizará una segunda vuelta el 19 de octubre. Ocho candidatos se disputan la presidencia, en un escenario político marcado por la fragmentación de la izquierda y el ascenso de figuras conservadoras.
Según las encuestas, el Movimiento al Socialismo (MAS), que ha dominado la política boliviana por casi 20 años, podría enfrentar su primera gran derrota. Su candidato, Eduardo del Castillo, apenas alcanza el 10% de apoyo, mientras que los conservadores Jorge «Tuto» Quiroga y Samuel Doria Medina lideran la contienda sin superar el 30%. Por su parte, Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado y distanciado del MAS, busca atraer el voto progresista.
La economía es el tema central para los votantes. Con una inflación anual que ha alcanzado el 23%, escasez de combustibles y de dólares, y el encarecimiento de productos básicos, muchos ciudadanos han cambiado su preferencia electoral. Algunos, como Silvia Morales, antes simpatizantes del MAS, ahora se inclinan por opciones de centro o derecha.