La tensión en Medio Oriente se intensificó este martes luego de que Israel realizara un ataque en la capital de Qatar, Doha, presuntamente dirigido contra altos mandos de Hamás. Este movimiento marca una peligrosa expansión del conflicto, al alcanzar por primera vez al país del Golfo, que ha sido un mediador clave entre Israel y el grupo islamista palestino.
Según confirmaron autoridades israelíes a la agencia Reuters, el objetivo del bombardeo eran figuras prominentes del ala política de Hamás, incluyendo a Khalil al-Hayya, jefe del grupo en el exilio y negociador principal en las conversaciones de alto al fuego relacionadas con la guerra en Gaza. Testigos en la ciudad reportaron varias explosiones cerca de una estación de gasolina en Legtifya, en una zona residencial custodiada por la seguridad del emir desde el inicio del conflicto.
La cadena Al Jazeera, citando fuentes cercanas a Hamás, indicó que el ataque estuvo específicamente dirigido a miembros involucrados en las negociaciones de tregua. Las imágenes de humo negro elevándose sobre Doha circularon rápidamente en redes sociales, generando preocupación por una posible escalada regional.
El gobierno de Qatar reaccionó con contundencia. En un comunicado publicado en la red X (antes Twitter), el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Majed al Ansari, calificó el bombardeo como un «cobarde ataque» contra edificios residenciales y una «flagrante violación del derecho internacional». Qatar, que hasta ahora ha tenido un papel activo como intermediario en el conflicto, advirtió sobre las consecuencias de esta agresión en su territorio.