En un enfrentamiento cargado de emociones, los Denver Broncos lograron imponerse 21-17 sobre los Philadelphia Eagles, propinando la primera derrota de la temporada a los actuales campeones del Super Bowl. La victoria resultó especialmente significativa, ya que los Eagles mantenían un invicto de cuatro juegos consecutivos y apenas registraban su segunda caída en los últimos 22 partidos.
El partido se definió en el último cuarto gracias a la precisión de Bo Nix, quien lanzó un pase de anotación de 11 yardas, y a J.K. Dobbins, que anotó desde 2 yardas. La ofensiva de Denver, combinada con una defensa que presionó constantemente a Jalen Hurts, permitió a los Broncos revertir una desventaja de 14 puntos.
Un momento clave para la remontada fue la anulación de una conversión tardía de los Eagles debido a un castigo por movimiento ilegal de Saquon Barkley, lo que obligó a Philadelphia a despejar y limitó sus opciones ofensivas en los minutos finales. El último intento de Hurts, en segunda y 10 desde la yarda 29, fue desviado al expirar el tiempo, sellando el triunfo inesperado de Denver.
Con esta victoria, los Broncos (3-2) consolidan una ofensiva equilibrada y una defensa eficaz, mientras que Nix sumó 242 yardas aéreas, manteniendo su sólido rendimiento tras un récord personal de 326 yardas la semana pasada. La celebración de los jugadores y aficionados de Denver reflejó la magnitud del logro frente a uno de los favoritos de la temporada.