El Estadio Akron vivió una metamorfosis el 14 de octubre, cuando la Selección Mexicana recibió a Ecuador en un amistoso que sirvió como prueba logística rumbo al Mundial 2026. A diferencia de los partidos habituales de Chivas, el recinto rojiblanco se tiñó de verde, ofreciendo una experiencia completamente distinta para los aficionados tapatíos.
La diferencia más evidente estuvo en los precios de los boletos, que oscilaron entre 1,000 y 4,500 pesos con cargos incluidos. Las ventas fueron lentas debido al alto costo y a la racha negativa del conjunto dirigido por Javier Aguirre, por lo que los patrocinadores del Tri recurrieron a dinámicas y promociones de último minuto, incluyendo un descuento del 50% en taquillas el día del partido.
El encuentro, que terminó con empate ante Ecuador, también funcionó como un ensayo operativo para las autoridades de Zapopan y Guadalajara. Se implementó el sistema Park & Ride, con estacionamientos periféricos y traslados gratuitos desde el Parque Metropolitano y el Auditorio Telmex, buscando replicar la logística que se aplicará durante la Copa del Mundo.
En el interior, la ambientación cambió por completo: cánticos verdes reemplazaron las porras rojiblancas, se repartieron ponchos alusivos al Tricolor y se ofrecieron experiencias interactivas patrocinadas. Sin embargo, el ambiente no estuvo exento de polémica: abucheos a jugadores como César Huerta y Alexis Vega, así como el grito homofóbico, empañaron el cierre del evento.
La jornada dejó claro que, aunque el Akron será una de las sedes mundialistas, la transformación cultural y operativa del estadio aún enfrenta desafíos.