Durante la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, la sesión en la Cámara de Diputados se suspendió momentáneamente a causa de un enfrentamiento entre las bancadas de Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Movimiento Regeneración Nacional (Morena). El conflicto escaló cuando diputados de Morena acusaron al PRI de “lucrar políticamente” a partir del homicidio del alcalde de Uruapan, lo que provocó que la oposición desplegara una manta con la imagen de un legislador morenista para reprenderlo, desencadenando empujones y reproches.
El coordinador de Morena, Ricardo Monreal Ávila, llamó a una reunión de líderes parlamentarios para restituir el debate “racional y civilizado”, mientras que el PRI calificó las acusaciones de “porrero” contra sus diputados.
Desde una óptica crítica, este episodio plantea tres puntos clave:
- La turbulencia en torno al PEF 2026 —un documento técnicamente complejo— se complica aún más cuando se convierte en escenario de confrontación política más que de deliberación legislativa.
- La fractura entre partidos reduce la posibilidad de alcanzar acuerdos técnicos sólidos, lo que podría traducirse en demoras, enmiendas o modificaciones que alcancen menor calidad o consenso.
- Finalmente, el espectáculo legislativo erosiona la percepción pública de la Cámara de Diputados como foro deliberativo profesional, lo que afecta la legitimidad institucional en momentos de decisiones presupuestarias críticas.





