El gasto extraordinario del Gobierno federal hacia Pemex al tercer trimestre de 2025 alcanzó los 380 600 millones de pesos, cifra que representa un 179 % más que los 136 000 millones aprobados originalmente en su línea presupuestaria para este año.
Este monto incluye una transferencia de 119 900 millones de pesos hasta agosto y una recompra de deuda por 253 800 millones en septiembre, lo que resalta la magnitud del apoyo directo a la petrolera.
Para ponerlo en perspectiva, el gasto en educación federal durante ese mismo periodo alcanzó 361 171 millones de pesos, y el destinado a vivienda y servicios comunitarios fue de 275 231 millones. Así, el respaldo financiero a Pemex superó áreas clave del gasto social.
La organización México Evalúa advierte que, si se descuenta este apoyo a Pemex, los ingresos petroleros netos entre enero y septiembre resultan negativos en 195 000 millones de pesos, lo que evidencia una dependencia del Estado para sostener la empresa.
Se anticipa que para 2026 la línea presupuestaria aprobada para Pemex escale hasta 263 500 millones de pesos —un incremento estimado del 86 %—, lo que plantea interrogantes sobre el rumbo fiscal del país.
Desde una visión crítica, esta dinámica evidencia que la empresa estatal continúa requiriendo recursos considerables para cubrir deuda y obligaciones operativas, mientras el sector público se expone a crecientes compromisos financieros. La pregunta clave es si este patrón de apoyo podrá sostenerse sin comprometer otras prioridades del presupuesto y sin una mejora real en la productividad y rentabilidad de Pemex.







