La primera ministra de Japón generó controversia luego de convocar reuniones oficiales a las tres de la madrugada para tratar asuntos de seguridad y política interna. La decisión, que buscaba dar una respuesta inmediata a temas considerados “altamente prioritarios”, ha sido señalada por legisladores y sindicatos como un ejemplo extremo de las ya intensas jornadas laborales dentro del gobierno japonés.
Según fuentes cercanas al gabinete, la mandataria argumentó que la situación requería atención inmediata, especialmente ante un aumento de tensiones regionales y la necesidad de coordinar acciones de emergencia. Sin embargo, varios funcionarios expresaron preocupación por el desgaste físico y mental que este tipo de reuniones impone al personal, en un país donde el exceso de trabajo es un problema histórico.
Analistas políticos señalan que el episodio reabre el debate sobre las condiciones laborales dentro del sector público japonés. Aunque el país ha impulsado reformas para reducir el llamado karoshi (muerte por exceso de trabajo), prácticas como convocatorias nocturnas continúan mostrando las dificultades para modificar la cultura de disponibilidad absoluta.
La oposición pidió a la primera ministra reconsiderar este tipo de medidas y promover entornos de trabajo más sostenibles, incluso en situaciones de crisis. Mientras tanto, el gobierno insiste en que las decisiones tomadas a temprana hora fueron necesarias para garantizar la estabilidad nacional, aunque reconoció que evaluará formas de minimizar el impacto en los equipos de trabajo.







