Alemania necesitaba una victoria para asegurar su lugar en el Mundial 2026 y respondió con una de sus exhibiciones más contundentes en años. Desde el primer minuto impuso un ritmo asfixiante ante una Eslovaquia que jamás logró equilibrar el partido. Woltemade abrió el marcador temprano, y antes del descanso ya habían llegado los goles de Gnabry y un doblete de Sané, aprovechando espacios generados por la urgencia eslovaca.
El 3-0 antes del entretiempo sentenció no solo el rumbo del encuentro, sino también el ánimo del rival. Alemania administró la ventaja en el complemento sin renunciar al ataque, y los goles de Baku y Ouedraogo cerraron una noche redonda en el Red Bull Arena.
La goleada tiene un valor simbólico adicional: Alemania había comenzado estas eliminatorias con dudas, incluida una derrota previa ante Eslovaquia. La respuesta en Leipzig marca un punto de madurez para un equipo que ha buscado consistencia bajo Julian Nagelsmann.
Con el cupo asegurado, Alemania se consolida nuevamente como candidato serio de cara al torneo de 2026, cambiando la narrativa de un ciclo que inició con titubeos.







