Aristóteles dijo que “el hombre nace hijo”. La pertenencia a una comunidad hace que la persona se reconozca a sí misma, aprenda a relacionarse con los otros, crezca en valores y comprenda el mundo que la rodea.
Todos, sin excepción, necesitamos pertenecer a un grupo social: primero, para construir una identidad y, después, para vivir, de una manera más plena, los valores e ideales que hemos adoptado en la vida.
Estos últimos meses he sido muy afortunada al constatar que las comunidades a las que pertenezco, comparten mi visión del mundo, mis valores y me ayudan a alcanzar mis ideales.
En octubre, la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, celebrando sus primeros 55 años, reconoció, merecidamente, a los profesores que han dedicado 15, 30 y 40 años a formar a los abogados que materializan la justicia en la sociedad a la que sirven. En la misma ceremonia, se impuso el birrete doctoral a aquellos miembros que han alcanzado el nivel académico más alto dentro de su ciencia: el Derecho. Estos actos son bellísimos y fortalecen en sus miembros el sentido de pertenencia a la comunidad académica de la que me honro en formar parte. Aprovecho para felicitar a los nuevos doctores en Derecho y a los profesores que han dedicado años a la formación de nuevos juristas, en especial, a mi esposo, Andrés.
En agosto, cuatro juristas comprometidos con el Estado Constitucional y Democrático de Derecho, la Separación de Poderes, la Independencia judicial y la protección de los Derechos Humanos, y yo, fundamos Mexico Law and Liberty Society.
Como miembros independientes de una iniciativa internacional de The Federalist Society, fuimos invitados a Washington, D.C., a la Convención Nacional de Abogados. A pesar de que pertenecemos a sistemas jurídicos distintos, nos unen los ideales de justicia que impulsan al mundo occidental.
No puedo describir en menos de 650 palabras las experiencias que vivimos en esos días, pero regreso llena de esperanza porque los mexicanos que soñamos con un México en donde impere el Estado de Derecho, la Independencia judicial y el respeto pleno a los Derechos humanos, no estamos solos.
Desde la trinchera de la academia, me toca preparar a mis alumnos, los futuros capitanes del barco, a tener las herramientas necesarias para alcanzar, en lo práctico, esos ideales. A que sepan qué es un verdadero derecho humano y que es, simplemente, un interés político con apariencia de derecho. A hacer parte de su DNA, el debido proceso en todas sus facetas. A defender la real separación de poderes para lograr vivir en una República que sirva a los ciudadanos que, al final, detentan la verdadera soberanía que se cede al gobierno que actúa bajo los principios de solidaridad y subsidiariedad.
Lo que ofrece Mexico Law and Liberty Society es una comunidad jurídica – nacional e internacional – que abre la puerta a sus miembros a conocer y trabajar con otros iguales, que persiguen los mismos ideales de libertad, justicia y la posibilidad de alcanzar la felicidad dentro de la vida social. A los alumnos, ofrece una red mundial de abogados que luchan por los mismos valores desde una nueva creatividad.
Querido lector, no estamos solos. En la verdadera comunidad está la fuerza para que los ideales se conviertan en realidad. Es lo que mi generación le debe a las que nos siguen, porque nosotros, somos herederos de un grupo de mexicanos comprometidos que lograron avanzar en la consecución de esos ideales democráticos que no supimos defender.









