El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha señalado un renovado interés del gobierno mexicano por reactivar el sector minero, en respuesta a los cambios geopolíticos que elevan la demanda de minerales clave. Durante un evento con autoridades académicas y empresariales, Ebrard argumentó que el uso de ciertos minerales, como el cobre y el silicio, es estratégico para mantener industrias fundamentales como la automotriz o la de semiconductores.
A su juicio, México debe avanzar no solo en la extracción de materias primas, sino también en su transformación: desea impulsar una minería que agregue valor nacionalmente, fortaleciendo cadenas productivas completas. En ese sentido, ha promovido la formación de talento especializado —geólogos, ingenieros metalúrgicos y mineros— con cooperación entre universidades, gobierno y el sector privado para consolidar una industria competitiva y de largo plazo.
Sin embargo, el impulso no está exento de tensiones. Críticos apuntan que algunas barreras institucionales permanecen, como la reactivación de concesiones, y que los ajustes fiscales recientes podrían afectar la competitividad del sector. Además, lograr una verdadera industrialización minera exige una estrategia clara de inversión, regulación ambiental y social, así como mecanismos para que México no dependa solo de la extracción, sino que también obtenga mayor valor de sus recursos.







