El Ministerio de Finanzas de Alemania ha manifestado su rechazo a la creación de nuevos vehículos o instrumentos de financiación dedicados específicamente a impulsar el sector nacional de armamento y defensa. Esta postura subraya la firmeza de Berlín en mantener la disciplina fiscal, incluso ante las crecientes demandas internas y externas de aumentar rápidamente la capacidad de producción militar en Europa.
La negativa contrasta con la presión de la industria y algunos sectores políticos, que argumentan que la invasión de Ucrania requiere un enfoque de financiación de emergencia para modernizar las fuerzas armadas y reabastecer los stocks de material bélico. Consideran que los instrumentos de financiación existentes son insuficientes para movilizar el capital privado necesario a la velocidad requerida.
Desde una perspectiva crítica, la decisión de Alemania es vista como excesivamente cautelosa y potencialmente perjudicial para la seguridad europea. Si bien la defensa de la «regla de freno de la deuda» es un pilar de la política fiscal alemana, los críticos argumentan que la amenaza geopolítica actual exige una flexibilidad financiera comparable a la que se observó durante la pandemia.
El rechazo limita la capacidad de la industria de defensa alemana para escalar rápidamente la producción y consolidarse como líder europeo. La falta de un mecanismo de financiación dedicado podría obligar a las empresas de defensa a competir por capital con el sector civil, en un entorno de tipos de interés altos. La decisión del Ministerio de Finanzas prioriza la estabilidad de las cuentas públicas sobre la urgencia estratégica de la seguridad europea.



