Esta columna se la dedicó a todos aquellos que hemos asumido la responsabilidad del cuidado de perros, gatos, conejos o cualquier animal domesticado.
En la última década las formas en las que nos relacionamos con nuestras mascotas ha evolucionado, el apego y cariño que desarrollamos no es algo nuevo, tal vez viene desde antes de que los primeros hombres se asentaran en comunidad, sin embargo, hoy expresiones como “perrijo” o “gatijo” son usadas de forma cotidiana, porque hacen alusión al trato que se le da a un perro o gato o cualquier otro animal domesticado equiparable al de un hijo. Esta situación no se encuentra exenta de críticas, por la forma en que se llega a humanizar a las mascotas, lo cierto es que debemos respetar la vida y dignidad de cualquier animal.
Con esto último en mente distintas entidades de la República mexicana han realizado modificaciones legales que promueven el trato digno y el cuidado responsable de animales, también en los Códigos Penales se incluyeron tipos penales que sancionan con multas y cárcel la crueldad y el maltrato animal.
Pero el trato respetuoso y digno no solo es exclusiva de los poseedores, propietarios, dueños, “padres” o como gusten llamarse quienes asumimos la responsabilidad cuidar, alimentar y dar un hogar a un animal, también lo es de los profesionales de la salud animal, los médicos veterinarios zootecnistas.
No dudo que todos tenemos una historia añeja o reciente con algún médico veterinario, confío que sean más las que resalten por los principios y valores éticos de integridad, profesionalismos, honestidad y responsabilidad con la que se deben conducir estos y muchos profesionales en distintas materias. Sin embargo, también existen anécdotas o vivencias en las que desafortunadamente alguno de esos principios falló.
Con datos del Gobierno de la Ciudad de México se tiene registro de 1,871 establecimientos que prestan servicios veterinarios, y según datos del último censo de Población Nacional (2021) existen 79,965 Médicos Veterinarios Zootecnistas económicamente activos en todo México. La Ciudad de México y Monterrey con sus 665 establecimientos de medicina veterinaria, son las dos urbes que concentran el mayor número de profesionales de esta rama.
En este año el Registro Único de Animales de Compañía de la Ciudad de México superó los 300 mil registros, no obstante, se calcula que existen alrededor de 25 millones de perros y gatos en situación de calle en la República Mexicana, es un hecho de que el “peludito” que te acompaña en casa forma parte de una comunidad animal privilegiada, sea o no un “gatijo” o “perrijo”.
La comunidad de animales domésticos registrados, muy seguramente son usuarios de servicios veterinarios en mayor o menor medida, los cuales han evolucionado, en cuanto a su infraestructura, servicios relacionados, amenidades, entre otros. La medicina animal para atender enfermedades y lesiones, cuenta con especialidades que incluyen como en la humana la medicina interna, la cirugía general, ortopédica, oncológica, cardiología, dermatología, oftalmología, neurología, fisioterapia y rehabilitación, por mencionar algunas y que a su vez se distinguen por la especie animal.
El brindar los servicios de salud animal a nuestros compañeros peludos no solo es una obligación y responsabilidad, sino un derecho de ellos, y en esa medida los médicos veterinarios zootecnistas son parte fundamental, para la prevención del maltrato, el control de la salud de la población animal, lo que incluye el control del dolor para cuando nuestras mascotas por enfermedad o alguna lesión lo presentan, y es en ese momento en donde el profesional de la salud animal tiene la responsabilidad de comunicar de forma clara y honesta el estado de salud del animal, para evitarle a éste maltratos disfrazados de atención médica con tomas de sangre, placas radiográficas, ultrasonidos, estudios, pruebas e intervenciones médicas, no es ético ni humano prolongar el dolor, sufrimiento y agonía de un animal solo por incrementar la cuenta de servicios.
El valor estimativo, emocional y de protección que llegamos a desarrollar por nuestros compañeros de cuatro patas, puede variar de persona a persona, la atención médica que reciban por un profesional de la salud animal debe privilegiar el respeto a su vida y comunicar con honestidad y responsabilidad cuando estamos ante el fin de ésta con claridad para despedirlos con dignidad.



