El Banco de México presentó su Reporte de Estabilidad Financiera de diciembre de 2025, en el que concluye que el sistema financiero mexicano se mantiene estable y resiliente, respaldado por adecuados niveles de capital y liquidez. Según el banco central, las instituciones financieras reguladas cuentan, en conjunto, con colchones de capital y de liquidez que cumplen con holgura los mínimos regulatorios y permiten absorber choques macrofinancieros en un entorno global aún complejo.
Banxico recuerda que la estabilidad financiera es condición necesaria —aunque no suficiente— para un crecimiento económico equilibrado y sostenible. Un sistema financiero estable se define como aquel en el que instituciones, mercados e infraestructuras facilitan el intercambio de fondos entre ahorradores, deudores e inversionistas, con una adecuada administración de riesgos y capacidad para resistir choques, contribuyendo a un entorno de estabilidad macroeconómica y de crecimiento.
En el periodo analizado, el financiamiento total al sector no financiero representó 102.6% del PIB a septiembre de 2025, distribuido entre sector público, empresas privadas no financieras y hogares. Al mismo tiempo, los indicadores de estrés de los mercados financieros y las condiciones financieras mostraron una trayectoria de moderación, ubicándose en niveles inferiores a los observados en reportes previos, apoyados en una mejoría de las variables asociadas a riesgo país y a los mercados de deuda, cambiario y accionario.
En cuanto a la banca múltiple, el Índice de Capitalización (ICAP) se incrementó de 19.90% en marzo a 20.38% en septiembre de 2025, muy por encima del mínimo regulatorio. El aumento respondió principalmente a un mayor capital regulatorio —impulsado por utilidades retenidas y emisiones subordinadas— que superó el crecimiento de los activos sujetos a riesgo, lo que refuerza la capacidad de solvencia del sistema bancario.
El reporte incorpora además ejercicios de pruebas de estrés de crédito y de liquidez. Bajo distintos escenarios macroeconómicos severos, pero plausibles, así como réplicas de episodios históricos de alta volatilidad (como las crisis de 1995, 2008 y la derivada del COVID-19), los resultados muestran que, a nivel agregado, el sistema bancario mantendría tanto el ICAP como la razón de apalancamiento por encima de los mínimos regulatorios, lo que indica resiliencia frente a choques adversos.
No obstante, Banxico advierte que persisten riesgos relevantes: tensiones geopolíticas y comerciales que pueden afectar el comercio mundial y, con ello, la demanda externa de la economía mexicana; un posible debilitamiento del consumo y la inversión internos; así como vulnerabilidades en intermediarios no bancarios, riesgos cibernéticos y desafíos ligados al cambio climático y a la integración de criterios de sostenibilidad en la gestión de riesgos.
El banco central subraya que la identificación oportuna de vulnerabilidades y la coordinación con otras autoridades financieras serán clave para preservar la estabilidad del sistema. Reafirma, además, su compromiso de mantener la vigilancia sobre la evolución de los riesgos y, de ser necesario, adoptar medidas macroprudenciales adicionales para salvaguardar el sano desarrollo del sistema financiero mexicano.



