
Por María Elizabeth de los Rios Uriarte
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El cada vez más frecuente uso de la inteligencia artificial en diversos ámbitos de la vida diaria es, sin duda, muy prometedor, no obstante, su rápido avance obliga a cuestionar si ésta no llegará a traspasar las esferas del respeto por algunos derechos humanos.
Desde sus aplicaciones en las industrias agropecuarias, alimentarias, automotrices y farmacéuticas, hasta su implementación en los diagnósticos y tratamientos médicos la inteligencia artificial presenta muchas dudas entre las que se destacan temas de justicia y accesibilidad a los dispositivos creados con este tipo de tecnología que son, generalmente, muy costosos; cuestiones referentes a la responsabilidad ética de su diseño, producción, venta, sin dejar atrás el dilema sobre los posibles sesgos que pueden tener en sus algoritmos que generen discriminación y exclusión entre las personas en general.
A continuación se mencionan algunos posibles riesgos que puede tener el uso de tecnología creada con inteligencia artificial: Inequidad en acceso a servicios y pérdida de empleos, robo de identidades, acusaciones falsas, comisión de fraudes, carrera armamentista y guerras, dominio y determinación de la persona humana, cambios climáticos y atentados contra el medio ambiente, discriminación, marginación, violencia, riesgos a la salud. Si se analiza esta lista, se pueden detectar las amenazas a los derechos humanos que representan, de entre ellos destacan los siguientes: derecho a la igualdad y equidad, a la protección de la salud, a una vida digna, a un salario justo, a una vivienda, a la alimentación, educación, trabajo digno y seguridad laboral, al acceso a internet y banda ancha, a la privacidad y confidencialidad, a la presunción de inocencia y personalidad jurídica, derecho a la paz, a la no esclavitud, a la libertad de pensamiento, creencias, circulación, de expresión, etc. Derecho a un medio ambiente saludable, a la inclusión y no discriminación, a una vida libre de violencia, a un trato igual; derecho a la no detención arbitraria, derecho no ser sometido a tortura, derecho a recibir información oportuna mediante la figura del consentimiento informado, etc.
Como se advierte, son muchos los daños que se pueden cometer en contra de los derechos humanos de las personas al usar indiscriminadamente la inteligencia artificial, sin embargo, es digno de mencionarse que se han hecho varios intentos ya por regularlo y proteger a las personas de los abusos que puede conllevar. Las regulaciones existentes hasta ahora son:
• Prinicipios de Asilomar sobre I.A. en 2017
• Declaración de Montréal en 2018
• Ethics Guidelines for Trustworthy A.I. en 2019
• Rome Call for Ethics en febrero de 2020
• Recomendación sobre el uso ético de la I.A. UNESCO de 2021
En todas ellas, se insiste en principios como la transparencia y confiabilidad, la dignidad humana, sostenibilidad y sustentabilidad, justicia y no discriminación, privacidad y confidencialidad de datos personales, gobenanza mundial, responsabilidad ética, etc.
Estas regulaciones deben ser estudiadas e incorporadas en todas las facetas de la inteligencia artificial: desde el diseño de las tecnologías, la programación algorítmica, sus alcances, su producción, su venta y su uso responsable.
Es cierto que la inteligencia artificial ha llegado a ser tan gande e impresionantre que puede asustar, sin embargo, no olvidemos que siempre, detrás de ella, habrá una persona que sea quien la diseñe y programe, por ende, sí depende de nosotros que se respeten o no los derechos humanos en todas las apliaciones de inteligencia artificial.