Niels Rosas Valdez
Historiador y maestro en Relaciones Internacionales, profesor en la UAQ y columnista en medios locales.
Escuchar
Las recientes elecciones en Montreal, Canadá, han tenido un resultado inesperado. La victoria del candidato separatista Louis-Philippe Sauvé por sobre la liberal Laura Palestini han mostrado un escenario sorpresivo y difícil de asimilar para el gobierno del primer ministro canadiense Justin Trudeau. ¿Qué impacto tiene esto para el país de la hoja de maple?
El sistema de gobierno en Canadá fue heredado por los británicos, por lo que siguen el modelo parlamentario. Esto significa que, si bien podemos encontrar múltiples grupos políticos y candidaturas, sólo aparecen en las boletas los partidos políticos. De esta manera, el voto en las elecciones se otorga hacia un partido y así, quien tenga más designa una persona para que forme un gobierno, sea nacional, subestatal, regional o municipal, dependiendo de la configuración político-administrativa del país en turno.
En el caso señalado anteriormente, se efectuaron elecciones extraordinarias luego de que un miembro del parlamento por Montreal renunciara a su cargo. El legislador formaba parte del Partido Liberal, que ha mantenido una presencia sólida en la región y ha logrado mantenerse en el poder desde hace nueve años, por lo que esos comicios parecían simple trámite para el grupo político liderado por el primer ministro Trudeau.
Sin embargo, no ha sido el caso. Sauvé, del grupo político separatista de Quebec, ha vencido a la candidata liberal Palestini, quien se esperaba que ganara en las elecciones. Este resultado cambia diametralmente la realidad en la región quebequense, que por mucho tiempo ha intentado alimentar su movimiento separatista en Canadá, pero que se ha topado con victorias de liberales elección tras elección. De esta manera, un asiento secesionista se incorpora en el parlamento, ganando terreno y, consecuentemente, aumentando la presión para el gobierno liberal del primer ministro Trudeau, quien ha intentado apaciguar los intereses de este grupo político en sus dos administraciones.
El mandatario canadiense ha insistido en que liderará al Partido Liberal en las siguientes elecciones generales, que tendrán lugar en octubre de 2025. Su interés en formar un nuevo gobierno en una tercera ocasión es evidente, sin embargo, la reciente elección en Montreal, sumada a la creciente impopularidad del mandatario sugieren un entorno más complicado para Trudeau en su intención de perseguir un tercer mandato y mantener el liderazgo de su partido y las ambiciones de sus militantes.
Varios grupos políticos, como el Nuevo Partido Democrático, han retirado su apoyo al Partido Liberal del primer ministro, e incluso algunos políticos liberales se han mostrado renuentes a mantener su respaldo hacia Trudeau, lo que podría devenir en una interesante lucha de poder en el partido, cuyo resultado sería obtener el liderazgo de este de cara a las elecciones del siguiente año.
De esta manera, quizá la pérdida de Montreal sea un golpe significativo para el Partido Liberal, pero también para el mismo primer ministro. Su política de unidad en esta región no ha sido del todo apropiada para los quebequenses y se han manifestado en la elección. Algo está fallando en su administración y, en paralelo, el deseo separatista de Quebec crece cada vez más con seguidores, por lo que no parece suficiente la imagen del mandatario ni las acciones que, desde Ottawa, se encaminan para una región relevante política, económica y culturalmente hablando de Canadá.
Así, lo que sucedió en Montreal abre la posibilidad de nuevos caminos dentro del Partido Liberal. Un nuevo liderazgo podría ser una alternativa necesaria ante el ascenso de varios grupos políticos en Canadá, puesto que podría recuperar al electorado con una agenda política que incorpore las nuevas realidades, aspiraciones y necesidades de la población canadiense, incluso si para eso se deba alejar del hilo conductor de la política de Trudeau.
Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx