Donald Trump, al regresar a la Casa Blanca, revocó un decreto de 2021 que buscaba que la mitad de los vehículos nuevos vendidos en Estados Unidos para 2030 fueran eléctricos. La medida, defendida bajo la premisa de garantizar la libertad de elección de los consumidores, ha generado reacciones diversas en el sector automotriz.
Fabricantes tradicionales como General Motors (GM) y Ford vieron incrementos en el valor de sus acciones, con alzas de 5.73% y 2.46%, respectivamente, tras el anuncio. Sin embargo, Tesla, el líder en vehículos eléctricos, experimentó una caída inicial de 4.03%, que luego se moderó a 0.58%.
Expertos sugieren que estas políticas podrían favorecer a los productores de vehículos de combustión interna, lo que representaría un desafío para empresas como Tesla, acostumbradas a liderar el mercado eléctrico.
La revocación del decreto podría tener implicaciones a largo plazo, desde el impacto en los objetivos de sostenibilidad ambiental hasta posibles ajustes en las estrategias de las principales automotrices. En un mercado en constante cambio, los próximos pasos de la administración Trump serán cruciales para definir el rumbo de la industria automotriz estadounidense.