La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado diversas áreas de la vida cotidiana, desde la personalización de contenidos digitales hasta el desarrollo de diagnósticos médicos más precisos. Sin embargo, también ha sido adoptada por ciberdelincuentes para perfeccionar sus técnicas de fraude de identidad, lo que ha aumentado la dificultad de detección y prevención de estos delitos.
De acuerdo con un estudio reciente, más del 43% de los intentos de fraude en el sector financiero y de pagos son impulsados por IA, y el 29% de estos ataques tienen éxito. Entre las técnicas más utilizadas están la apropiación fraudulenta de cuentas mediante deepfakes, la falsificación de documentos digitales y la creación de identidades sintéticas combinando datos reales y ficticios. Además, los estafadores emplean IA generativa para engañar a amigos y familiares a través de llamadas fraudulentas y ataques de relleno de credenciales.
El impacto del fraude digital va más allá de las víctimas directas. Puede provocar daños emocionales severos, afectar las finanzas personales y empresariales, e incluso debilitar la confianza en la economía y en las instituciones. Por ello, es fundamental adoptar medidas preventivas como limitar la información compartida en redes sociales, usar autenticación multifactor en cuentas digitales, actualizar contraseñas y monitorear transacciones financieras.
A medida que la tecnología avanza, también lo hacen las estrategias de defensa contra estos delitos. Estar informado y aplicar buenas prácticas de seguridad puede marcar la diferencia entre ser una víctima más o mantenerse protegido en la era digital.
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