China ha dado un gran paso en la carrera espacial con el desarrollo de una tecnología que podría alterar el equilibrio de poder en la órbita terrestre. El país asiático ha demostrado con éxito un sistema de reabastecimiento de combustible en órbita, capaz de abastecer satélites a una distancia de 36.000 kilómetros de la Tierra. Este avance ha sido señalado por expertos como una amenaza directa a la supremacía espacial de EE.UU., ya que solo dicho país había logrado esta proeza hasta ahora.
El satélite chino Shijian-25, lanzado en enero de 2025, es el primero en realizar una operación pública de reabastecimiento en órbita. Este satélite, desarrollado por la Academia de Tecnología de Vuelos Espaciales de Shanghái, tiene como objetivo demostrar las capacidades de reposición de combustible y prolongar la vida de satélites vitales para misiones militares y de espionaje. Según Ron Lerch, jefe adjunto de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial de EE.UU., este avance «cambia las reglas del juego» en la carrera espacial.
Este logro es solo una de las muchas iniciativas que China ha llevado a cabo para asegurar su dominio en el espacio. En los últimos años, China ha continuado desarrollando tecnologías avanzadas, como el sistema Tianyuan-1 en 2016, que permitió la primera prueba de reabastecimiento en microgravedad. En la actualidad, Pekín tiene la ambiciosa meta de convertirse en la principal potencia espacial mundial para 2050, superando a EE.UU. en lanzamientos y misiones espaciales. Esta tecnología también tiene aplicaciones militares, permitiendo la extensión de la vida útil de satélites de vigilancia y otros satélites militares esenciales.
El avance de China no solo amenaza el dominio espacial de EE.UU., sino que también podría fortalecer su influencia geopolítica, especialmente en países que forman parte de su Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Con este tipo de avances tecnológicos, China podría consolidarse como un socio espacial preferido, ampliando su poder global en el espacio y en la Tierra.