El gobierno de Estados Unidos ha intensificado su advertencia contra China sobre el canal de Panamá. El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, afirmó en una visita a la capital panameña que EE. UU. no permitirá que Pekín ponga en peligro la operación de la vital vía interoceánica, de la que Washington considera que China está ejerciendo una creciente influencia.
Hegseth, quien se reunió con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, en la base naval en la entrada del canal, subrayó que su país está dispuesto a tomar medidas para garantizar que el canal de Panamá siga siendo seguro y libre de cualquier injerencia extranjera. «China no construyó este canal, ni lo armará», declaró enfáticamente, destacando que EE. UU. reforzará su cooperación con Panamá para evitar que la infraestructura crítica sea controlada por entidades chinas.
El secretario de Defensa insistió que «empresas chinas siguen teniendo control sobre la infraestructura crítica» en la zona del canal, lo que, según él, representa un riesgo para la seguridad tanto de Panamá como de Estados Unidos. Esta afirmación fue rechazada por la embajada de China en Panamá, que calificó las declaraciones de Hegseth como irresponsables y sin fundamento. Pekín negó haber interferido en la gestión del canal y pidió a Washington cesar lo que calificó de «chantaje» hacia el país centroamericano.
El gobierno panameño, por su parte, ha negado en repetidas ocasiones que haya una influencia indebida de China sobre la operación del canal. Sin embargo, la creciente preocupación de EE. UU. refleja las tensiones geopolíticas entre las dos superpotencias y su impacto en la región.
Este enfrentamiento se da en un contexto de mayor competencia global por el control de infraestructuras estratégicas, como el canal de Panamá, que es clave para el comercio y la seguridad internacional.