La IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se llevó a cabo en Tegucigalpa con la participación de solo 11 de los 33 presidentes de la región. En un ambiente marcado por tensiones geopolíticas y económicas, varios mandatarios aprovecharon el foro para lanzar críticas directas contra Estados Unidos, en especial por los aranceles y las políticas migratorias impulsadas por el presidente Donald Trump.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, llegó con dos propuestas clave: convocar una cumbre sobre bienestar económico regional y promover una conferencia internacional en apoyo a Haití. En su discurso, Sheinbaum condenó la criminalización de los migrantes en Estados Unidos y subrayó su aportación económica a ese país.
Además, pidió el levantamiento de los bloqueos comerciales contra Cuba y Venezuela, aunque evitó mencionar a Nicaragua. El presidente cubano Miguel Díaz-Canel aprovechó el escenario para calificar las sanciones estadounidenses como «políticas criminales y morales», al tiempo que abogó por una mayor integración regional.
El presidente brasileño Luiz Inácio «Lula» da Silva también se sumó a las críticas contra Washington. Rechazó los aranceles arbitrarios, señalando que estos desestabilizan la economía global y elevan los precios. Recordó que «las guerras comerciales no tienen vencedores», en referencia a las medidas proteccionistas de Trump.
La reunión dejó entrever las divisiones ideológicas que persisten en la región. Xiomara Castro, presidenta anfitriona de Honduras, habló de un futuro socialista para la Celac, lo que, según analistas, explica la ausencia de mandatarios como el argentino Javier Milei. Su visión fue respaldada por el nuevo presidente pro tempore del grupo, el colombiano Gustavo Petro, quien cerró la sesión con un discurso cargado de simbolismo y referencias a civilizaciones antiguas.
Pese a las posturas en común contra Estados Unidos, la Celac sigue enfrentando obstáculos para consolidarse como alternativa real a la OEA. A más de una década de su fundación, el organismo regional continúa sin estructuras institucionales sólidas ni mecanismos vinculantes.
