Mientras la confrontación comercial entre Estados Unidos y China se intensifica, México emerge como una opción estratégica para las inversiones globales. Según analistas en comercio internacional, el país ha sorteado con éxito las consecuencias de esta disputa arancelaria, abriéndose paso como un territorio ideal para el nearshoring, gracias a su cercanía con Estados Unidos, sus costos competitivos y el respaldo del T-MEC.
Jair Bravo Gutiérrez, socio de la firma Fisher Broyles, explicó que, en comparación con países como China o Vietnam que enfrentan aranceles de hasta 100 % en sectores clave, México mantiene un panorama más estable. El mayor riesgo es enfrentar un 25 % de arancel si los productos no cumplen con las reglas del T-MEC, pero aún así, operar en México sigue siendo más rentable que trasladar la producción directamente a territorio estadounidense.
La ventaja competitiva de México también se refleja en su mano de obra, que ronda los 3.80 dólares por hora, muy por debajo de los costos laborales en Estados Unidos y China. Además, la infraestructura industrial del país, con clústeres consolidados en regiones como el Bajío, Nuevo León y Chihuahua, refuerza su atractivo para empresas de sectores como el automotriz y la electrónica.
A pesar de la presión en Estados Unidos para repatriar procesos manufactureros, especialistas como Kenneth Smith Ramos, exnegociador del T-MEC, consideran que México mantiene una posición privilegiada bajo el paraguas comercial de Norteamérica. Según él, romper con el tratado no es una opción sencilla para Estados Unidos, lo cual fortalece la posición negociadora de México. Sin embargo, algunos expertos advierten que, si ciertos productos no cumplen con los requisitos del T-MEC, los aranceles pueden superar incluso los de otras regiones, afectando particularmente a industrias como la automotriz, el acero y el aluminio.