México ha dado un giro histórico en la organización de sus deportes acuáticos al fraccionar la antigua Federación Mexicana de Natación (FMN) en cuatro nuevas federaciones especializadas: clavados, natación artística, natación y polo acuático. Esta reestructura, anunciada por la CONADE y avalada por el Comité Olímpico Mexicano, busca dejar atrás años de conflictos administrativos y falta de transparencia, especialmente tras los señalamientos por peculado contra el expresidente Kiril Todorov.
La decisión marca un nuevo inicio para disciplinas que, a pesar de los problemas internos, han mantenido la presencia de México en escenarios internacionales como los Juegos Olímpicos. Con este modelo, cada federación podrá operar de manera independiente, con sus propios recursos, programas técnicos y metas a largo plazo, facilitando un manejo más transparente y eficiente de los fondos públicos y privados.
Para expertos como Nelson Vargas y Juan Manuel Rotter, esta división representa una oportunidad única para desarrollar proyectos autónomos y específicos por disciplina. De acuerdo con Rotter, esto permitirá a deportes rezagados como la natación y el polo acuático enfocar esfuerzos y dejar de depender de los resultados de clavados y natación artística. Además, se abre la puerta a nuevas fuentes de financiamiento y a una mejor planeación hacia eventos clave como los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
Aunque aún no se han definido los presupuestos de cada federación, el enfoque está en construir autosuficiencia financiera a través de afiliados, competencias y alianzas público-privadas. El director de CONADE, Rommel Pacheco, también adelantó que este modelo busca replicarse en otras federaciones deportivas con retos similares, como el atletismo y el ciclismo. Así, México apuesta por un futuro más profesional, transparente y competitivo en sus deportes acuáticos.