El gobierno de Donald Trump ha activado un plan de emergencia para contener la amenaza del gusano barrenador del ganado, un parásito que representa un riesgo significativo para la economía agropecuaria de Estados Unidos. La iniciativa no solo prevé la asignación de recursos técnicos y humanos, sino que también mantiene la suspensión de las importaciones de ganado mexicano, una medida que impacta directamente el comercio bilateral y a los productores del sur de México.
Brooke L. Rollins, secretaria de Agricultura de Estados Unidos, encabezó la inauguración de un nuevo centro de dispersión de moscas estériles en la Base Aérea de Moore, Texas, una instalación con una inversión de 8.5 millones de dólares. Este centro es parte de una estrategia integral que incluye una intensificación del monitoreo fronterizo, una mayor cooperación técnica con México y una ofensiva científica sin precedentes para controlar la propagación del parásito. Rollins afirmó que la administración «no tomará esta amenaza a la ligera», enfatizando el potencial devastador del gusano barrenador en la industria ganadera, la economía y la seguridad alimentaria del país.
La preocupación escaló tras las recientes detecciones del gusano barrenador en Oaxaca y Veracruz, a menos de 1,200 kilómetros de la frontera estadounidense. Estas detecciones llevaron al cierre inmediato, el 11 de mayo, del ingreso de bovinos, caballos y bisontes vivos desde México. El plan estadounidense también contempla una inversión de 21 millones de dólares para rehabilitar una instalación en Metapa, Chiapas, con el objetivo de ampliar la producción de moscas estériles y contener la plaga dentro del territorio mexicano. Sin embargo, la suspensión de las exportaciones de ganado mexicano hacia Estados Unidos permanece vigente.
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) ha advertido que este cierre impacta directamente a los productores del sureste mexicano, especialmente en Chiapas, Veracruz y Oaxaca. El organismo ha solicitado urgentemente la definición de criterios sanitarios que permitan reanudar la exportación de animales libres del parásito y ha instado a México a reforzar la vigilancia, revisar protocolos regionales y acelerar la cooperación técnica con Estados Unidos. Además, la GCMA subraya la necesidad de abrir canales de diálogo público-privados para coordinar una respuesta eficaz. Ganaderos del sur de México han señalado que alrededor de 100 mil cabezas de ganado ingresan mensualmente desde Guatemala sin control sanitario, exacerbando el problema del gusano barrenador.