Rusia dio un paso que ningún otro país se había atrevido a dar desde 2021: reconocer formalmente al gobierno talibán en Afganistán. Así lo confirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores afgano, señalando que esta “valiente decisión” representa un hito que podría incentivar a otras naciones a seguir el mismo camino. La bandera talibana fue izada por primera vez en la embajada afgana en Moscú y las credenciales del nuevo embajador, Gul Hasan, fueron aceptadas por las autoridades rusas.
Desde la toma del poder en agosto de 2021, cuando los talibanes derrocaron al gobierno respaldado por Occidente tras la retirada de las tropas estadounidenses, el régimen ha intentado sin éxito obtener legitimidad internacional. La administración actual ha sido criticada duramente por imponer una interpretación estricta de la ley islámica, especialmente en lo que respecta a los derechos de las mujeres, quienes han sido excluidas del sistema educativo y de la vida pública.
El Ministerio de Exteriores ruso explicó que esta medida permitirá fortalecer la cooperación bilateral en áreas como energía, agricultura, infraestructura y transporte. También aseguró que Moscú seguirá apoyando a Kabul en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. La normalización de relaciones entre ambos países ya se venía gestando desde que Rusia eliminó al movimiento talibán de su lista oficial de organizaciones terroristas en abril pasado.
No obstante, organizaciones defensoras de los derechos humanos condenaron rápidamente el anuncio. Activistas como Mariam Solaimankhil, exdiputada afgana, advirtieron que reconocer a un régimen que castiga a las mujeres y da cobijo a terroristas sancionados por la ONU, pone en evidencia que los intereses geopolíticos están prevaleciendo sobre los derechos fundamentales. Mientras tanto, China, Pakistán y otras naciones han aceptado diplomáticos talibanes en sus capitales, aunque sin otorgar reconocimiento oficial. Rusia, una vez más, se adelanta al tablero diplomático global.