Tesla presentó esta semana el primer prototipo de su vehículo accesible, una respuesta estratégica ante su peor desempeño trimestral en más de una década. De abril a junio, la firma sufrió una contracción de ingresos del 12 %, situándose en 22 500 M USD, con utilidades un 16 % inferiores y valor de acciones presionado por un 18 % en pérdidas en 2025.
A pesar de estas cifras adversas, Tesla mantiene márgenes brutos superiores a las estimaciones, rondando el 17.2 %, gracias a incentivos y ajustes de precio. Esta maniobra financiera permite amortiguar la caída, aunque el impacto en ventas—particularmente en Europa, donde la empresa pierde terreno frente a rivales chinos y europeos—sigue siendo significativo.
El auto económico, a menudo referido como “modelo 2”, inicia su proceso inicial de ensamblaje con expectativas de escalar su producción en la segunda mitad del año. Las autoridades de la empresa consideran que este modelo podría redefinir su competitividad, sin interferir con su gama premium.
No obstante, persisten riesgos: la incertidumbre política ligada a Elon Musk, la presión competitiva en precios y una posible canibalización de modelos existentes. Asimismo, los desafíos en avances tecnológicos en áreas como conducción autónoma, robotaxis y energía siguen siendo vitales para sustentar su largo plazo.