En un juego más propio de otra era de la NFL, los Denver Broncos vencieron 10-7 a los Las Vegas Raiders y extendieron su racha ganadora a siete victorias consecutivas. Con un marcador bajo y un dominio absoluto de las defensas, Denver se mantiene con récord de 8-2, aunque sus carencias ofensivas siguen preocupando.
La clave del triunfo fue un bloqueo de despeje de AJ Cole, que derivó en el gol de campo decisivo. Pese a los seis capturas de la defensa local, el mariscal Bo Nix tuvo una actuación discreta (150 yardas, dos intercepciones), confirmando que la ofensiva aún no encuentra ritmo.
Los Raiders, plagados de errores, sumaron nueve castigos, un despeje bloqueado y una intercepción. Su falta de cohesión y disciplina les costó un partido que evidenció las limitaciones de su plantel.
Aunque Denver celebra victorias consecutivas, los analistas advierten que su estilo conservador y su ofensiva ineficiente podrían pasar factura en postemporada.







