La Casa Blanca proyecta que la economía estadounidense volverá a crecer entre un 3 % y 4 % en el primer trimestre de 2026, según declaraciones de su consejero económico Kevin Hassett. Esta estimación parte de la evaluación de que el reciente cierre del gobierno recortó entre 1 y 1.5 puntos porcentuales del crecimiento que rondaba el 4 %.
Sin embargo, este optimismo se encuentra matizado por una realidad más compleja. Los economistas advierten que factores como la debilidad del consumo interno, el comercio mundial estancado, la creación de empleo lenta, el desempleo en aumento y una inflación persistente suponen frenos importantes para la recuperación. El Además, a través de una encuesta entre expertos, más de 60 % señaló que las tarifas impuestas por el presidente Donald Trump podrían restar hasta medio punto del crecimiento económico, sin que ninguna las considerara impulsoras del mismo.
La apuesta de la Casa Blanca se centra en que la inversión empresarial pueda compensar la debilidad de otros componentes del PIB. Pero la advertencia de Hassett es clara: “algunas cosas se han perdido para siempre, y otras no”. En este sentido, el ritmo de crecimiento proyectado requiere no solo que se reabra plenamente el gobierno, sino que se reubique la confianza de los agentes económicos.
En conclusión, aunque la meta del 3 %-4 % es viable en el papel, alcanzar ese objetivo dependerá de la capacidad del gobierno y el sector privado para remontar efectos acumulados de una parálisis institucional, junto con gestionar los riesgos estructurales latentes.







